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El peronismo es disruptivo o no es

Por: Jorge Rachid/ Modificar el marco estructural de la dependencia es lucha, determinación, pelea como en cada etapa histórica de la Patria.

La permanencia de la doctrina peronista, su vigencia filosófica e ideológica, no es producto de la improvisación de algunos dirigentes o de su pragmatismo, sino que se hizo carne del pueblo argentino, que lo ha apropiado como cultura social compartida, confiando en los liderazgos emergentes en cada tiempo histórico.

Es por esa razón que el enemigo ataca lo vertebral de su concepción e intenta destruir lo central de su organización policlasista, como es el movimiento obrero primero y los movimientos sociales después, sin dudas actores principales de éste tiempo político. Cuando surgen la voces neoliberales, jamás hacen referencia a otros objetivos que no sean la derogación de las leyes laborales, la disminución de las políticas sociales, la eliminación de los sistemas solidarios, la persecución de los dirigentes como los sufridos por Milagro Sala, Cristina, Boudou, De Vido y cientos de tantos otros, en un intento claro de borrar la identidad y la memoria del pueblo argentino, que alguna vez por sus luchas logró que la justicia social fuese realidad en el país, con soberanía plena en el marco de la Patria Grande.

Las discusiones instaladas hoy en el seno del movimiento nacional, responden a múltiples complejidades, atravesadas por ejes diferentes en donde la cultura dominante neoliberal de las últimas cinco décadas se patentiza. Esas penetraciones colonizadoras, en especial la cultural, que todos padecemos por haber sido el contexto en el cual desarrollamos nuestras vidas, llevan a determinadas debilidades ideológicas, que al plantearse en el seno de nuestras propias fuerzas, aparecen como andariveles separados, paralelos que nunca pueden hacer una síntesis superadora, de la fragmentación lograda a partir de la acción del enemigo.

Es que la cultura del individualismo neoliberal trasladado a la política diaria, se expresa con dogmatismos férreos que llevan a la fragmentación del campo popular. Es el juego del neoliberalismo que a lo largo de tanto tiempo, logró instalar como hecho supremo de la militancia política, la cuestión electoral, el electoralismo como proyecto en sí, desplazando la definición de los objetivos estratégicos, como son los modelos de construcción social, sumado a las utopías y esperanzas por las cuales luchar. Es el ejercicio pleno de la anti política, es la repetición de la consigna de hace 30 años del Fin de la historia de Fukuyama, herramienta de Tacher Reagan en la instalación del poder neoliberal a nivel mundial.

Esos elementos de análisis nos permiten avanzar en porqué el peronismo es el objeto del deseo a destruir por parte del poder internacional y sus aliados locales, como lo fue en otras etapas históricas de la vida nacional con los ataques a los procesos nacionales. El fusilamiento de Dorrego por parte de Lavalle, “la espada sin cabeza” presionada por la oligarquía porteña, para evitar la consolidación de un liderazgo popular, es similar a los bombardeos del 55 y los fusilamientos de 1956 a los patriotas que reclamaban democracia. La derrota de Rosas en Caseros por parte de su propio comandante en jefe Urquiza, que estando en guerra con el Imperio brasileño trae a ese ejército para derrotar a su líder, es quizás una de las mayores historias de traición que se conozcan.

Podemos seguir con Irigoyen y Perón, que en forma sucesiva sufrieron los avatares de un enemigo externo/interno que los llevaron a terminar sus gobiernos constitucionales por la fuerza de las armas, a sangre y fuego. El enemigo nunca dudó ni duda en sus objetivos, ni tampoco lo hace hoy en una nueva ofensiva golpista y destituyente, configurando mil formas diferentes de presionar, extorsionar, denigrar el campo nacional y popular a los fines de que sus intereses permanezcan indemnes.

Entonces debemos identificar ese enemigo, porque de no hacerlo se debilita el movimiento nacional perdiendo su objetivo de liberación nacional, que siendo presionado por los medios dominantes y abriendo los consensos “democráticos”, que siempre afianzan las estructuras de la dependencia del poder concentrado, que lleva años de construcción neoliberal, cooptando desde los cultural a los institucional y trabajando sobre el espacio simbólico del pueblo argentino, creando sentido, incluso aquellos que hieren sus propios intereses, llevando al mismo pueblo a votar por sus verdugos, tanto en el ajuste individual como de la entrega patrimonial y soberana de la Patria. No hay Patria sin Pueblo y no hay Pueblo sin Patria y el enemigo colonizador lo tiene claro en cuanto a la necesidad de eliminar la Identidad Nacional y la Memoria colectiva.

Estas reflexiones nos sirven para el debate con sentido, que desde el pensamiento crítico, pueda abordarse desde una mirada satelital y no hacerlo por el ojo de la cerradura que propone la agenda del enemigo colonizador. Esa visión que desde lo geopolítico nos permite visualizar los caminos posibles de la recuperación liberadora de la Patria Grande en un combate perpetuo, que hoy se exhibe en el mundo.

Es necesaria ésta reflexión sobre la actualidad democrática como forma del ejercicio del poder, que siempre reside fuera de sus marcos institucionales, la determina y manipula presionando sobre la opinión publicada, desde los medios hegemónicos, ocultando información y tergiversando, cuando no miente, sobre determinadas situaciones tanto nacionales como internacionales, siendo la voz del poder establecido económico global, “occidental y cristiano” como rezan sus profetas y acólitos cipayos desde la llamada periferia del mundo.

El peronismo, ese conjunto “invertebrado y miope” al decir de Cooke, planteando que aun así constituye el “hecho maldito del país burgués”, demuestra en su persistencia pétrea esa adhesión profunda a una construcción del pensamiento que conduce a la Liberación Nacional y Social de nuestro pueblo. Eso es el peronismo, no es una página gris, una siesta melancólica en un proceso democrático que amputa cada día más derechos, ni que quiere convertir al país en una colonia democrática, como ya ejercen en otros países del mundo, desde el Imperio anglosajón en sus versiones inglesa y norteamericana, sino que es la expresión hormonal intensa explosiva del grito de libertad, de un pueblo en su lucha por la Justicia Social.

El peronismo despreciado, denigrado y perseguido por ser la fuerza arrolladora de una conciencia patriótica que atraviesa la sociedad, como sentimiento común de pertenencia identitaria, ha logrado sobrevivir a todos los ataques, por estar estructurado alrededor de los intereses nacionales y latinoamericanos, volcado a los pueblos como prioridad y al cuidado de la naturaleza, en un desarrollo armónico, que logró aun dentro del capitalismo predador, llevar justicia social y derechos a su pueblo en democracia, sin derramamientos de sangre, ni levantando vanguardismos revolucionarios ni sumisiones pragmáticas, desviaciones ambas que expresan profundas debilidades ideológicas en su concepción.

Nuestra fuerza es el hecho alterador de la realidad, es el movilizador y transformador del orden vigente o cae en el ostracismo de una melancolía del haber sido y ya no ser. Modificar el marco estructural de la dependencia es lucha, determinación, pelea como en cada etapa histórica de la Patria, que se realiza sin especulaciones ni electorales ni de tiempos, tampoco de relación de fuerzas a las cuales se debe modificar con planteos estratégicos que renueven las utopías y esperanzas del pueblo, llenando las mochilas militantes de energías soñadoras, antes que explicaciones racionales sobre el déficit fiscal.

No se puede concebir un peronismo adelgazado, “invertebrado y miope”, sino concebido desde la epistemología de la periferia de Fermín Chávez que nos traslada al hoy, como expresión de un pensamiento capaz de ser universalizado, como lo plantea Francisco en su llamada expresión biocéntrica, que es la mancomunión necesaria de los seres humanos y la naturaleza, en un equilibrio que termine con las concepciones eurocentristas econométricas, determinantes de la vida de los pueblos.

El mundo está girando hacia la humanización de la política y la democratización del poder, que es el planteo peronista de la Comunidad Organizada, el poder popular institucionalizado como eje del poder real de los pueblos.

Esa discusión que se está dando en el mundo, Latinoamérica la tiene saldada desde los inicios mismo de los tiempos, cuando luchó por ser Patria Grande, que nunca debió dejar de ser, pero la derrota de los proyectos nacionales la sumió en la fragmentación balcanizadora y colonial anglo sajona. Reconstruirla es la prioridad de una lucha a nivel internacional donde la apropiación de las materias primas, el control político de los países que “ellos” llaman periféricos, los arrasamientos soberanos por deudas, son la prioridad imperial, entonces la Patria Grande es la respuesta revolucionaria y transformadora.

Para hacerlo y promoverlo el peronismo necesita recuperar su identidad revolucionaria, latinoamericanistas, disruptiva con los poderes establecidos para poder tener una respuesta movilizadora del conjunto del pueblo argentino, acompañando un proceso que los vuelva a enamorar, con destino cierto de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política, con esa mirada internacional de Tercera Posición que nos incorpores desde el BRICS al mundo Multipolar, con la fuerte impronta del único proceso nacional, popular, revolucionario, latinoamericanista que logró mantener su vigencia a lo largo del tiempo y que tiene un mensaje para todos los pueblos del mundo: la libertad es posible cuando se lucha por un ideal.

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