El diputado opositor, quien dirigió un fallido intento de golpe de Estado, logró escaso apoyo este sábado en las manifestaciones en Caracas y reconoció, en entrevista con el Washington Post, que la oposición sobreestimó el respaldo que tenía dentro de las filas militares.
Hoy no hubo fotos aéreas de una multitud ondeando banderas, ni discursos grandilocuentes, ni retratos heroicos. Este sábado, la convocatoria realizada por el diputado opositor Juan Guaidó apenas contó con la presencia de un centenar de adeptos.
El objetivo, según Guaidó, era acudir a los cuarteles de todo el país a entregar un mensaje a los uniformados, con la finalidad de “sumar más” y “producir la transición en Venezuela”. “Mientras nos mantengamos unidos en número en la calle, será mucho más seguro para todos”, dijo el viernes.
Pero el escenario de este sábado fue otro. En Altamira, bastión por excelencia de la oposición, se concentraron unos 50 miembros de la “resistencia”, como se denominan los grupos de choque de la derecha, desde tempranas horas de la mañana, mientras otro grupo se acercó a las instalaciones de la base aérea militar de La Carlota, a unos 50 metros de allí, para entregar el documento que fue recibido por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Los efectivos de la GNB recibieron el texto e inmediatamente lo quemaron ante las cámaras, alegando que “bajo ningún concepto la Fuerza Armada será chantajeada”. El hecho ocurre a menos de una semana después del fallido intento de golpe de Estado encabezado por Guaidó, quien acompañado de un reducido grupo de militares, llamó a una insurrección después de sacar ilegalmente al dirigente opositor Leopoldo López de su arresto domiciliario.