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Se presentó la primera vacuna en Argentina: “ARVAC Cecilia Grierson” como refuerzo contra el COVID-19

Fue realizada por especialistas del CONICET, la Universidad Nacional de San Martín y el Laboratorio Cassará y servirá para abastecer al territorio nacional, exportar a otros países y de plataforma tecnológica para el desarrollo de otras vacunas.

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó el uso de la vacuna “ARVAC Cecilia Grierson” como refuerzo contra el COVID-19; es la primera vacuna desarrollada íntegramente en Argentina, por lo que constituye un hecho histórico para la ciencia nacional. Los detalles del anuncio y de cuándo y en quiénes comenzará a ser utilizada la vacuna fueron dados a conocer en una conferencia de prensa realizada en el Polo Científico Tecnológico de la que participaron autoridades del CONICET, de los ministerios nacionales de Ciencia, Tecnología e Innovación, de Salud,de la Universidad Nacional de San Martín y científicos/as a cargo del desarrollo.

El desarrollo de la vacuna bivalente ARVAC fue protagonizado por especialistas del CONICET, la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Laboratorio Cassará, bajo el liderazgo de Juliana Cassataro, investigadora del Consejo en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIBIO, UNSAM), y estuvo impulsada desde el primer momento por la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i). El proceso de desarrollo de la vacuna y la realización de los ensayos clínicos involucró una red público-privada con más de 600 científicos/as y profesionales pertenecientes a 24 instituciones del país. Contó con un financiamiento de 1.700 millones de pesos del Ministerio de Ciencia a través de la Agencia I+D+i

Es importante destacar que pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a comienzos de mayo pasado el fin de la emergencia de salud pública por la COVID-19, también señaló que esa patología sigue siendo una prioridad de salud pública global. Asimismo, hizo hincapié en la necesidad de que los países “no bajen la guardia” y sigan desarrollando capacidades y herramientas para detectar, controlar y prevenir la transmisión del SARS-CoV-2, y recomendó dosis de refuerzo para grupos de riesgo (personas con múltiples comorbilidades, inmunosuprimidas y otros casos) y también para personas mayores de 50 años.

La presidenta del CONICET Ana Franchi, felicitó a la investigadora del Consejo Juliana Cassataro, al equipo de científicos y científicas que lidera y a todos los equipos e instituciones que participaron del desarrollo de ARVAC: “Hoy es un día de alegría y orgullo, un día histórico, para la ciencia argentina por la concreción de una vacuna realizada íntegramente en el país. Esto implicó la inversión en ciencia y tecnología por parte del Estado y una articulación público privada virtuosa con un laboratorio argentino, Cassará, y así también la articulación y trabajo conjunto con diversas instituciones públicas, académicas, de salud. Entramos en el grupo de las pocas naciones en el mundo que pueden investigar, desarrollar y producir una vacuna, que se podrá utilizar en nuestro país y exportar”.

El ministro de Ciencia señaló que “en momentos en los que se discute sobre la importancia de la ciencia en la Argentina y sobre el papel del Estado, este desarrollo demuestra que la inversión sostenida a través de los años en investigación, ciencia y tecnología da lugar a resultados como este. Es la decisión de un Estado y de un gobierno de invertir en ciencia y tecnología y de tener soberanía sanitaria. Queremos decirles a las y los investigadores que reconocemos su esfuerzo y su trabajo y que estamos muy orgullosos de todas y todos”.

Por su parte, la ministra Vizzotti expresó que “se trata de un día histórico. La vacuna representa la posibilidad de tener una herramienta segura, eficaz y de calidad” y remarcó el trabajo de “nuestros investigadores e investigadoras, la importancia del CONICET y el sostén de la Universidad Pública, el compromiso de las provincias, la pasión con la que se hizo el reclutamiento de voluntarios y voluntarias que confían en nuestra investigación y en las vacunas, el Estado presente y la decisión política de un Gobierno para articular con todos los ministerios”.

En ese sentido, Vizzotti felicitó a la ANMAT por “todo el camino que hizo con esta vacuna” que es “un reaseguro enorme para nuestro país y también una puerta de entrada a la región para poder exportarla”. Y concluyó: “Este es el país que nos da orgullo, el país por el que trabajamos y por el que vamos a seguir trabajando siempre”.

A su turno, Juliana Cassataro remarcó que la ARVAC Cecilia Grierson “tuvo desde el inicio del proyecto un fuerte apoyo y financiamiento del Ministerio de Ciencia y de la Agencia I+D+i. Rápidamente se acopló el Laboratorio Cassará. Además de la satisfacción de haber completado todas las fases de una vacuna 100% argentina, nos queda el orgullo de contar con una capacidad instalada y las redes para encarar nuevos proyectos”.

La seguridad de la primera vacuna argentina contra COVID-19

En los ensayos clínicos, la vacuna demostró ser segura y eficaz como refuerzo contra el virus SARS-CoV-2 en mayores de 18 años. Actualmente, ARVAC se produce en la planta de Cassará en la Ciudad de Buenos Aires y ofrece la posibilidad de adaptarse en solo cuatro meses a nuevas variantes de SARS-CoV-2 circulantes en la región. En este sentido, ARVAC podrá ser utilizada frente a la necesidad actual de dosis de refuerzo en personas mayores y grupos de riesgo, así como ser fácilmente actualizada ante la aparición de una nueva variante de preocupación que escape a la respuesta inmune de las vacunas actuales Este desarrollo permitiría al país, además, no sólo sustituir importaciones sino también exportar a la región.

La vacuna fue presentada para la aprobación del ente regulador tras la culminación del de la fase 2/3 de los ensayos clínicos, de la que participaron 2014 voluntarios y voluntarias.Por otra parte, los exitosos resultados de la fase 1 de los ensayos clínicos fueron publicados a fines de julio en la prestigiosa revista Nature Communications.

Los resultados de los ensayos clínicos indican que la vacuna ARVAC es segura en humanos, ya que durante el desarrollo del estudio y a la fecha no se reportaron eventos adversos serios. Pero además, los estudios demostraron que la administración de esta vacuna de refuerzo aumenta los títulos de anticuerpos neutralizantes de las variantes Ancestral, Gamma, delta y Ómicron de SARS-CoV-2 y la respuesta inmune celular T en individuos previamente vacunados.

La nueva vacuna es bivalente y está basada en proteínas recombinantes, una tecnología segura que ya se aplica en las vacunas contra la Hepatitis B desde hace más de 20 años o más recientemente, el VPH. Se trata de una tecnología que ha demostrado ser muy segura y robusta, y que permite desarrollar vacunas que se almacenan entre 2 y 8°C (temperatura de heladera). Estas características permitirían que las dosis de la ARVAC Cecilia Grierson, a diferencia de las primeras vacunas contra el COVID-19, sean más económicas, fáciles de producir y de distribuir.

Los estudios preclínicos fueron financiados por la Agencia Nacional de Promoción Científica (Agencia de I+D+i), dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, mientras que el desarrollo y el escalado industrial del proceso biotecnológico bajo estándares de calidad GMP (buenas prácticas de manufactura) y la Fase I,de los ensayos clínicos fueron financiados por el Laboratorio Cassará. Los ensayos de fase II/III fueron financiados por la Agencia I+D+i, mientras que la producción de un primer lote de la vacuna a riesgo corrió a cargo de Cassará.

Fuente: CONICET

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