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Nanotecnología y venenos, una dupla efectiva y con mucho potencial médico

Investigadores de la Universidad Nacional de Luján y del CONICET investigan los nanovenenos, una herramienta que podría mejorar la producción de los antídotos para mordeduras de serpientes venenosas. Además, analizan otros posibles usos para las nanopartículas que desarrollaron ya que presentan cualidades muy interesantes a nivel farmacológico e inmunológico.


Magalí de Diego (Agencia CTyS-UNLaM) – Según datos del Ministerio de Salud, las serpientes venenosas producen cerca de 1000 accidentes por año en el país, hecho que puede dejar secuelas o discapacidades permanentes y hasta resultar mortal en algunos casos si no se aplica en tiempo y forma el antítodo específico. En este contexto, un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Luján trabaja en el desarrollo de nanovenenos, una estrategia que busca mejorar la producción de los antídotos para las mordeduras.

Cuando una persona es envenenada, el tratamiento recomendado consiste en la inyección de un suero antiofídico, es decir, un antídoto que neutralice la acción del veneno. El proceso de elaboración de este antiveneno requiere de un plan de inmunización donde, cada 15 días, se aplican pequeñas dosis de veneno en caballos, hasta que estos animales producen anticuerpos específicos que, posteriormente, se extraen de su sangre y se pueden utilizar en humanos.

“Actualmente, a los caballos se les inyecta una solución con el antígeno – el veneno de la serpiente- y los adyuvantes, que son una mezcla de aceites oleaginosos y una bacteria inactivada (conocida como Mycobacterium) que hacen que el sistema inmune responda mejor y produzca más anticuerpos específicos. Pero estos adyuvantes también generan daños en el animal”, explicó Federico Gastón Baudou, doctor en el área de Ciencias Biológicas y becario post doctoral del CONICET en el Laboratorio de Inmunología de la Universidad Nacional de Luján.

“Los caballos destinados a la fabricación de antivenenos no viven más de la mitad de su vida y tienen muchas heridas, inflamación y dolor en la zona de aplicación. Valiéndonos de la nanotecnología, ciencia que manipula la materia a una escala nanométrica para resolver problemas, queremos producir nanopartículas que sustituyan a los adyuvantes utilizados comúnmente para evitar el daño en el animal y, a la vez, obtener mejores niveles de producción de anticuerpos y de esta forma aumentar la disponibilidad y eficiencia en la fabricación del sueros antiofídicos que tantas vidas salva”, detalló Baudou.

Para reemplazar los adyuvantes, los profesionales recurrieron a nanopartículas de silicio sólidas. “Este elemento -especificó- tiene propiedades físicoquímicas muy similares a las del carbono, presenta baja toxicidad, es fácil de sintetizar y no es tan costoso, lo que le otorga ciertas ventajas ante otras alternativas. Al aprovechar la potencial función adyuvante que poseen las nanopartículas de este tamaño, se mejoraría la respuesta inmune de los animales, produciendo un aumento en la producción de anticuerpos, y, al mismo tiempo, evitando los efectos nocivos de los adyuvantes convencionales”.

“Una vez que el animal completó su plan de inmunización y ya generó la máxima cantidad de anticuerpos posibles, se extrae sangre al caballo y se separa el suero para poder aislar los anticuerpos contra las enzimas y toxinas del veneno”, explicó el investigador, a la vez que destacó que, si bien actualmente la investigación se realiza para tratar las mordeduras de la serpiente de cascabel del Sur (Crotalus durissus terrificus), muy presente en Argentina, este desarrollo serviría para otras especies como el caso de las yararás y corales (géneros Bothrops y Micrurus, respectivamente),lo que resulta de interés para muchos países que cuentan con altas tasas de mortalidad por envenenamiento.

Según datos publicados este año por la Organización Mundial de la Salud, a nivel mundial, los accidentes ofídicos alcanzan la alarmante cifra de casi 6 millones en donde cerca del 50 por ciento son considerados de gravedad. “Hay que considerar que estos números suelen estar subestimados, dado que no siempre se reportan dichos eventos ya que perjudica principalmente a aquellas personas de escasos recursos económicos, que viven en mayor contacto con estos animales y que se encuentran alejadas de centros médicos”, agregó el biólogo en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.

Como el potencial de estas nanopartículas es muy interesante, la intención de los científicos es continuar la investigación para aprovechar las diferentes propiedades que tiene. “Además de su uso como reemplazo de los adyuvantes tradicionales, estas nanopartículas podrían tener otras aplicaciones a nivel médico”, indicó Baudou quién trabaja bajo la dirección del doctor Mauricio De Marzi, director del Labortorio de Inmunología (INEDES-CONICET-UNLu).

“Se podrían producir nanopartículas aún más pequeñas y, adsorbiéndole componentes aislados del veneno, generar nanovenenos con potenciales funciones inmunomoduladoras o antitumorales que resultarían terapéuticas en varias enfermedades como cáncer, infecciones virales y bacterianas, enfermedades inflamatorias y autoinmunes, entre otras”, concluyó el doctor en biología al destacar las posibilidades que se vislumbran con el desarrollo de esta tecnología.

En este proyecto además se encuentran colaborando la doctora Laura Leiva y el doctor Luciano Fusco de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) de la Provincia de Corrientes, el doctor Martín Desimone de FFyB-UBA, así como el doctor Adolfo de Roodt del Instituto Carlos G. Malbrán y el doctor Guillermo León Montero del Instituto Clodomiro Picado perteneciente a la Universidad Nacional de Costa Rica.

Fuente: Agencia CTyS

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