En su discurso inaugural ante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), en Dubai, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha dicho este viernes (1) que el planeta está harto de acuerdos climáticos incumplidos, de metas de reducción de emisiones de carbono desatendidas, de discursos elocuentes y vacíos y de ayudas financieras a los países pobres que no llegan. “El planeta no espera más para cobrar a la próxima generación”.
Durante su intervención, Lula mencionó que la humanidad sufre sequías, inundaciones y olas de calor cada vez más extremas y frecuentes. “La Amazonia está sufriendo una de las sequías más trágicas de su historia. En el Sur, las tormentas y ciclones dejan un rastro de destrucción y muerte sin precedentes”, subrayó. “La ciencia y la realidad nos muestran que esta vez la factura ha llegado antes.”
“¿Cuántos líderes mundiales están realmente comprometidos con la salvación del planeta? Sólo el año pasado, el mundo gastó más de 2 billones de dólares en armamento. Esta cantidad podría invertirse en la lucha contra el hambre y el cambio climático. ¿Cuántas toneladas de carbono emiten los misiles que cruzan el cielo y caen sobre civiles inocentes, especialmente niños y mujeres hambrientos?”.
Según el presidente, la “factura” del cambio climático no es igual para todos y ha llegado primero a las poblaciones más pobres. Lula señaló que el 1% más rico del planeta emite la misma cantidad de carbono que el 66% de la población mundial. “El mundo ha naturalizado disparidades inaceptables de ingresos, género y raza”.
“Los trabajadores del campo, cuyos cultivos de subsistencia son devastados por la sequía, ya no pueden alimentar a sus familias. Los habitantes de la periferia de las grandes ciudades pierden lo poco que tienen cuando la inundación arrasa con todo: casas, muebles, mascotas y sus propios hijos. La injusticia que penaliza a las generaciones más jóvenes es sólo una de las caras de las desigualdades que nos afligen.”
Para Lula, no es posible hacer frente al cambio climático sin hacer frente a las desigualdades. “Quien sufre hambre tiene su existencia presa en el dolor del presente. Y se vuelve incapaz de pensar en el mañana. Reducir las vulnerabilidades socioeconómicas significa aumentar la resiliencia frente a los fenómenos extremos. También significa poder reorientar los esfuerzos hacia la lucha contra el calentamiento global.”
“El incumplimiento de los compromisos erosiona la credibilidad del régimen. Tenemos que volver a creer en el multilateralismo. Es inexplicable que la ONU [Organización de las Naciones Unidas], a pesar de sus esfuerzos, sea incapaz de mantener la paz, simplemente porque algunos de sus miembros se benefician de la guerra. Es lamentable que no se apliquen acuerdos como el Protocolo de Kioto o los Acuerdos de París.”
“Los gobiernos no pueden eludir sus responsabilidades. Ningún país resolverá sus problemas por sí solo. Todos estamos obligados a actuar juntos más allá de nuestras fronteras. Brasil está dispuesto a liderar con el ejemplo”, concluyó, citando los ajustes en los objetivos climáticos de Brasil, la reducción de la deforestación en la Amazonia y lo que denominó industrialización verde, agricultura baja en carbono y bioeconomía.
Fuente: Agencia Brasil
