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Alimentarse en el verano: Consejos para comer sano y seguro

La licenciada Nadia Nagai, integrante del proyecto de extensión universitaria “¿Sabés qué comés?”, ofrece algunas recomendaciones para que atravesar la temporada estival no implique perder los buenos hábitos, además de ayudar a adquirir una rutina que favorezca una dieta sana, ordenada y equilibrada.


El verano, sinónimo de vacaciones, tiempo libre y cambio de rutinas, suele traer de la mano alteraciones en la forma de alimentarnos: comidas fuera de casa, poco tiempo en la cocina, mayor picoteo y comidas a deshora, son algunas de las costumbres que favorecen una alimentación incorrecta.

Además, las altas temperaturas exponen, especialmente a los niños y a los mayores, a los riesgos de la deshidratación. Con el calor extremo también llega el peligro de la contaminación de los alimentos a partir de la proliferación de microorganismos que pueden afectar severamente la salud de la población.

Frente a este escenario, la licenciada Nadia Nagai, integrante del proyecto de extensión de la Universidad Nacional de La Plata “¿Sabés qué comés?”, ofrece algunas recomendaciones para que comer en verano no suponga perder los buenos hábitos de alimentación, y ayudar a adquirir una rutina que favorezca una dieta sana, ordenada y equilibrada.

Hidratación

El agua es un nutriente crucial para nuestra vida, y su baja ingesta y/o reemplazo por otras bebidas aparece asociada no sólo con la deshidratación, sino también con numerosas enfermedades crónicas.

La European Food Safety Authority ha publicado que una ingesta diaria de 2 litros se considera suficiente en las mujeres, y 2,5 litros en el caso de los hombres. Estos requerimientos se deben incrementar cuando las temperaturas son altas y durante la actividad física, ya que se pierde más líquido por la sudoración.

Además, hay que prestar especial atención a los niños y a las personas mayores ya que son más sensibles a las altas temperaturas, propensos a sufrir golpes de calor por una hidratación deficiente.

La lactancia es una de las mejores opciones para evitar la deshidratación de niños lactantes, ya que la leche materna contiene aproximadamente un 88% de agua y su osmolaridad es semejante al plasma, lo cual permite al niño mantener un perfecto equilibrio electrolítico. Además, es la forma ideal de aportar a los pequeños otros nutrientes que son necesarios para un crecimiento y desarrollo saludables.

Consumo de frutas y verduras

Es recomendable elaborar un calendario para organizar mejor las comidas durante la semana, ya que en la variedad está la clave. Los menús deberían incluir la mayor cantidad posible de verduras, frutas y legumbres, ya que son fuente de fibra y, junto con tomar una cantidad adecuada de agua, ayuda a mantener la hidratación del cuerpo. También se recomienda incluir cortes de carne magros e incorporar más pescados, ya que estos últimos son ricos en ácidos grasos saludables.

A su vez, es importante reducir el consumo de comidas chatarra (por ejemplo, helados, snacks o hamburguesas) ya que son ricas en grasa, sodio y azúcares que aportan muchas calorías con poco valor nutricional. También es recomendable reemplazar las bebidas azucaradas, gaseosas y bebidas alcohólicas por agua segura y jugos naturales.

Cuidados a tener en cuenta para evitar enfermedades de transmisión alimentaria

Las enfermedades de transmisión alimentaria (ETAs) abarcan un amplio espectro de dolencias y constituyen un problema de salud pública creciente en todo el mundo. Son producto de la ingesta de alimentos contaminados por microorganismos o sustancias químicas. La contaminación de los alimentos puede producirse en cualquier etapa del proceso que va de la producción al consumo de alimentos (“de la granja al tenedor”) y puede deberse a la contaminación ambiental, ya sea del agua, la tierra o el aire.

Según la Organización Mundial de la Salud, la manifestación clínica más común de una enfermedad transmitida por los alimentos consiste en la aparición de síntomas gastrointestinales, pero también pueden dar lugar a otros síntomas.

Es importante destacar que, en verano, debido a las altas temperaturas, los microorganismos responsables de algunas de estas enfermedades encuentran condiciones óptimas para desarrollarse y crecer en los alimentos. Es por ello que debe tenerse especial cuidado al comprar y conservar los productos en casa.

Algunas recomendaciones para evitar las ETAs son:

Al comprar:

• Elegir establecimientos autorizados.

• Asegurarse que los alimentos cuenten con una cadena de frío correcta: que estén fríos al sacarlos de la góndola, indicando que no estuvieron fuera o con la heladera apagada, y meterlos inmediatamente a la heladera o freezer apenas se llega al hogar, para evitar así alteraciones.

• Al hacer las compras, lo ideal es tomar primero todos los productos que no requieren refrigeración, y justo antes de ir a pagar tomar los productos refrigerados y/o congelados, para que estén expuestos a la temperatura ambiente el menor tiempo posible.

• Corroborar que los envases estén en buenas condiciones.

• Verificar la fecha de vencimiento de alimentos.

En casa:

• Conservar los alimentos a la temperatura adecuada para no cortar con la cadena de frío.

• No volver a congelar los alimentos que ya fueron descongelados.

• No mezclar alimentos crudos con cocidos.

• Asegurarse que el alimento esté bien lavado (frutas y verduras) y bien cocido (teniendo especial cuidado con las carnes).

• Lavarse bien las manos antes de cocinar o consumir alimentos y mantener limpios los utensilios que se utilicen tanto para la preparación del alimento como para su consumo.

Fuera de casa:

• Evitar consumir alimentos que estuvieron expuestos al aire libre y a temperatura ambiente en lugares públicos.

¿Sabés qué comés?

Es un proyecto de extensión de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) que busca brindar herramientas para mejorar los hábitos alimenticios, generando un intercambio de conocimientos con la sociedad en materia de alimentos, que permita ampliar opciones de ingredientes y formas de incorporarlos a la dieta. La metodología consiste en explicaciones sencillas y muy visuales a través de las redes sociales (Facebook, Instagram y Twitter).

El eje principal del proyecto es ofrecer una fuente de información fiable, y proporcionarle a la sociedad herramientas que le permitan identificar las fuentes fidedignas de aquellas que representan sólo opiniones o que incluso tienen conceptos erróneos o contenidos tergiversados.

Fuente: ANDigital

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