El viernes, cientos de ecuatorianos iniciaron una marcha, de dos días, desde el monumento de Rumiñahui, en la provincia de Pichincha, hasta la cárcel de Latacunga, en la provincia de Cotopaxi, donde está preso.
La Marcha de la Indignación por la Justicia y Libertad de Jorge Glass, nombre de la movilización, exigió poner fin a la injusta prisión del exfuncionario del gobierno de Rafael Correa (2007-2017).
‘El saber que ustedes están presentes demuestra que esta Patria está de pie. Yo caminé con ustedes. Rafael (Correa) caminó con ustedes. Tienen preso mi cuerpo, pero no mi espíritu. Podrán doblarnos, pero nunca rompernos’, escribió.
Subrayó que todos los días hace planes para cuando esta situación en la que se encuentra termine definitivamente:
‘Reconstruir la fuerza productiva con el pueblo ecuatoriano, reconstruir la agenda de industrialización, la agenda del nuevo Ecuador, como un ciudadano más con ustedes, con ese pueblo digno que no se rinde ante la miseria, que sabe que el Ecuador más temprano que tarde retomará su camino al desarrollo’, dijo.
El exvicepresidente fue sentenciado a seis años de prisión, en diciembre de 2017, tras ser hallado culpable de asociación ilícita en el caso Odebrecht.
Sin embargo, su sentencia aún no está firme, falta la revisión de un recurso de casación, que se hará este mes.
Diversas voces aseguran que Glass corre peligro de muerte por la violencia de la prisión en la que se encuentra y por su estado de salud.
Datos del Ministerio del Interior señalan que en Latacunga, entre enero y junio del 2018 hubo tres muertes violentas y en el mismo periodo del 2019 subió a 12 casos.
Glass, el excanciller Ricardo Patiño, el propio Correa y otros exfuncionarios de su gobierno, son víctimas de persecución política, de acuerdo con diversas denuncias.