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Putin advierte a Occidente que no puede contener a Rusia

Sin un líder destacado en el tema de Ucrania, la alianza Europa-Estados Unidos se pierde frente al protagonismo del presidente ruso. Putin simplemente advirtió a ‘Occidente’ alto y claro que “Rusia no puede ser contenida, y mucho menos aislada”, enfatizando que la operación militar en Ucrania tendrá éxito.

La verbalización del ruso se produjo en un viaje a la instalación de lanzamiento espacial Vostochny y originalmente marcó el primer viaje conocido fuera de Moscú desde que Rusia inició la desmilitarización de Ucrania. Putin dijo que Moscú no quiere aislarse del resto del mundo, y las sanciones actuales impuestas desde entonces no pueden aislar a Rusia.

El presidente Vladímir Putin recordó que la acción militar rusa en Ucrania tiene como objetivo garantizar la seguridad de Rusia y promete que sus objetivos serán alcanzados. En reiteradas ocasiones, la desmilitarización y desnazistificación del país vecino.

Incluso acusó a Ucrania de convertirse en una “cabeza de playa antirrusa” donde “se estaban cultivando brotes de nacionalismo y neonazismo”. Ucrania y sus aliados occidentales han rechazado tales acusaciones como una tapadera para la operación. Su declaración describió la operación especial rusa destinada a proteger a las personas en áreas del este de Ucrania controladas por rebeldes respaldados por Moscú. También dijo que la campaña tenía como objetivo “garantizar la propia seguridad de Rusia”.

El líder ruso que, en 2007, se dirigió al Parlamento Europeo pidiendo garantías a la OTAN para la seguridad rusa, sin obtener respuesta de los europeos, argumentó que “no teníamos otra opción” y dijo que “no hay duda de que lograremos nuestro objetivos, ciertamente es imposible aislar a alguien en el mundo de hoy, especialmente en un país tan grande como Rusia”, agregó que “trabajaremos con aquellos de nuestros socios que estén dispuestos a cooperar”.

Vale la pena recordar que las sanciones y acciones estadounidenses contra el desarrollo ruso tiene precedentes, los éxitos espaciales rusos de la Guerra Fría, como el vuelo de Gagarin y el lanzamiento en 1957 del Sputnik 1, el primer satélite artificial en la Tierra, tienen una especial relevancia para Rusia: ambos eventos conmocionaron a los Estados Unidos. El lanzamiento del Sputnik 1 llevó a Estados Unidos a crear la NASA en un intento de alcanzar a Moscú.

El líder ruso hizo hincapié en recordar que la “operación militar especial” en Ucrania es necesaria porque Estados Unidos estaba usando a Ucrania para amenazar a Rusia, incluso a través de la alianza militar de la OTAN, y que Moscú tenía que defender a la gente de habla rusa en Ucrania de la persecución. Las fuerzas ucranianas montaron una fuerte resistencia y Occidente impuso amplias sanciones a Rusia en un esfuerzo por obligarla a retirar sus fuerzas.

Por otro lado, el comediante y presidente ucraniano Volodymyr Zelensky llamó a la Unión Europea a intensificar las sanciones económicas contra Rusia, argumentando que el liderazgo político y militar ruso siente que puede continuar la operación en Ucrania debido a las señales de algunas naciones europeas.

Usando propaganda alarmista, Zelensky dijo a los legisladores en Lituania, una exrepública soviética que ahora es miembro de la UE y la OTAN, que “saben que se saldrán con la suya ya que Europa aún prefiere la cooperación continua, el comercio y los negocios como de costumbre”. La solicitud se centra en todos los bancos rusos e insta a Europa a “deshacerse de su petróleo”.

En conclusión, Rusia prepara una batalla que podría terminar con la operación en Ucrania. Las fuerzas se reagrupan para la acción en Donbass y los defensores en Mariúpol están acorralados. El avance en la ciudad portuaria completaría el control del escenario sur hasta el Donbass. Zelensky envía a su población a la muerte en una batalla que no puede ganar. Sólo la OTAN y los neonazis del gobierno ucraniano intentan mantener una falsa esperanza ante una derrota segura.

Por Tulio Ribeiro

Economista brasileño con posgrado en historia contemporánea, maestría en historia social y doctorado en ciencias de desenvolvimiento estratégico. Autor del libro El Caso Venezolano (2016).

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