El exesposo de Pélicot la sedaba y la ofreció a al menos 72 extraños, que realizaron actos sexuales con ella mientras permanecía inconsciente.
Unas 3.500 personas se han congregado este sábado en la Plaza de la República en París en solidaridad con Gisèle Pélicot, de 71 años, y todas las víctimas de violencia sexual en Francia para transmitirles el mensaje de que no están solas.
En Marsella, alrededor de 500 personas salieron a protestar contra los abusos sexuales frente al Palacio de la Justicia. Organizadas por grupos feministas, las manifestaciones se celebraron por toda Francia, mientras sigue en curso el juicio en el que Gisèle encarará a 51 presuntos violadores.
Hace cuatro años, la mujer se enteró con horror gracias a la Policía de que su exesposo, Dominique Pélicot, con el que había compartido su vida por más de 50 años y tuvo tres hijos, llevaba años sedándola y que entre 2011 y 2020 había invitado a al menos 72 desconocidos a su casa en Provenza para que realizaran con ella actos sexuales mientras permanecía inconsciente.
La vida de Gisèle se vino abajo cuando se dio cuenta de las escenas de barbarie y violación cometidas sin su consentimiento, en las que la infectaron con cuatro enfermedades de transmisión sexual. En seis ocasiones estuvo expuesta al VIH y tendrá que seguir en observación médica por el resto de su vida.
El juicio contra Dominique Pélicot comenzó el 2 de septiembre. Gran parte de los hombres a los que había invitado a aprovecharse de su exmujer afirman que no son violadores y que no habían sido informados con antelación sobre el estado de la víctima, lo que Dominique niega. Argumentan que pensaban que Gisèle fingía dormir o que había tomado drogas por voluntad propia. Sin embargo, aunque algunos cuestionaron su pasividad durante la violación, ninguno desistió de aprovecharse de ella ni dudó de su consentimiento.
Fuente: RT Actualidad