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Contaminación en las playas bonaerenses: más del 84 por ciento de los residuos son plásticos

Se conocieron los resultados del último Censo Provincial de Basura Costera Marina, que arrojó nuevamente como principales contaminantes los residuos plásticos y las colillas de cigarrillos. Una problemática creciente con efectos inmediatos en los ecosistemas y especies de la costa atlántica argentina.

Agustina Lima (Agencia CTyS-UNLaM) – De acuerdo a los resultados recopilados en la 5° edición del Censo Provincial de Basura Costera, el escenario es repetitivo y desalentador para las playas bonaerenses: un 84,5 por ciento de los residuos relevados corresponde a plásticos de uso cotidiano, como envases y bolsas, que no solo contaminan, sino que, también, afectan a la fauna marina. Un dato de vital relevancia en un contexto donde, según el último informe de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la contaminación por plástico en los ecosistemas marinos se podría duplicar para el 2030 si las condiciones continúan siendo las mismas.

De forma diaria, toneladas de basura llegan a los mares a través de los sistemas de drenaje urbanos -bocas de tormenta y pluviales-, la desembocadura de los ríos y por la acción del viento que los traslada, sumado a lo que arrojan las personas en los ambientes costeros. A su vez, el mar recoge los residuos durante la marea alta y los transporta hacia otros sitios.

Según el doctor en Biología, Pablo Denuncio, investigador y docente en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP-CONICET), “la presencia de plásticos se sigue replicando, principalmente, porque este material no se descompone, sino que se disgrega en fracciones menores llamadas microplásticos, por lo que el problema inicialmente es macroscópico y con el tiempo también es un problema microscópico, cuyos efectos en su mayoría son desconocidos”.

Asimismo, los expertos consideran necesario destacar que hay miles de especies afectadas por la basura a escala macro y micro y, sin embargo, son mínimos los casos donde el efecto es demostrable. “La medida de manejo que más se intenta aplicar en el mundo entero es la reducción o el reemplazo de los plásticos de un solo uso, como paquetes y bolsas de envasado de muchos productos, que representa el 50 por ciento del plástico total liberado al mar”, aseveró Denuncio.

Entre los residuos, los que más se encontraron en las playas fueron colillas de cigarrillo (19,6 por ciento), fragmentos plásticos (18,7), envoltorios plásticos como nylon y celofán (13,2), bolsas plásticas (10) y restos de nylon (8,1).

“Conocer cuál es la composición de la basura marina nos permite identificar cómo podemos mejorar nuestros hábitos de consumo, evaluar las realidades particulares y establecer qué tipo de regulaciones son necesarias, con la finalidad de frenar y revertir la contaminación por plástico”, detalló Verónica García, especialista Ecosistemas Marinos y Pesca Sustentable de Fundación Vida Silvestre Argentina.

“Los residuos plásticos, sean macro o microplásticos, ya forman parte de todos los ambientes naturales y del alimento de muchas especies, incluidos los seres humanos. La disminución de la producción de embalajes y plásticos de un solo uso, la compra consciente, la disposición correcta de los residuos y un sistema eficaz de disposición final y recuperación todavía están pendientes”, agregó García.

Por su parte, Fernando Miñarro, director de conservación de la Fundación Vida Silvestre Argentina, denunció que “en el mundo, diez millones de toneladas de residuos plásticos terminan en el mar cada año, lo cual es el equivalente a que un camión de basura vuelque su carga completa de plásticos por minuto al océano. Así, Argentina se posiciona dentro de los 25 países que más desechos plásticos produce”.

El censo fue el resultado del trabajo en conjunto entre más de 20 instituciones costeras y 428 voluntarios, llevado a cabo en 21 localidades bonaerenses que abarcaron una superficie de 422.501 metros cuadrados (42 hectáreas), equivalente a 58 campos de fútbol, durante septiembre y octubre de 2021.

Una amenaza a las especies y el ecosistema

En el país, el 97 por ciento de las tortugas marinas atendidas en la Fundación Mundo Marino tiene plástico en su estómago o intestino. Según el Censo, las aves marinas son las que más reportes de interacción con plásticos mostraron (67,5 por ciento), seguidas por las tortugas marinas (20) y por mamíferos marinos (12,5).

“Encontramos que al menos 45 especies marinas interactúan, ya sea por ingestión o enredo, con plásticos en la región”, alertó Denuncio a la Agencia CTyS-UNLaM, quien, además, es coautor de un estudio publicado en la revista Frontiers, que analiza cómo distintas especies del Estuario del Río de la Plata funcionan como indicadores biológicos de la interacción negativa con plásticos.

“Esta investigación fue una idea puntual propuesta por investigadores que trabajamos en áreas diferentes: algunos con tortugas, otros con mamíferos y otros con aves. En la actualidad, cada uno en su grupo de interés, continúa el estudio de los macro y microplásticos, lo que nos permitirá tener también una idea de variaciones geográficas, dentro de la misma provincia, para especies que se mueven poco y cuyas poblaciones están bien estructuradas y conocidas. También podremos conocer las tendencias históricas, las cuales nos permitirán saber qué es lo que está pasando con el pasar de las décadas”, explicó Denuncio.

“El siguiente paso es saber cómo afecta la basura a la fauna, y particularmente a los mamíferos marinos, también estamos enfocados a entender un poco mejor eso. Estos dos factores están enmarcados en una tesis doctoral dedicada exclusivamente a entender la interacción de plásticos y mamíferos marinos, así que dentro de cuatro años la información de la región va a ser enorme, en comparación con lo que sabemos hoy”, concluyó el experto.

En la actualidad, las especies más afectadas por microplásticos, es decir, por aquellos fragmentos plásticos desintegrados en partículas, son: el delfín franciscana, tortugas, lobos y elefantes marinos, ballenas y peces.

“De esta forma, el plástico ingerido por la fauna marina persiste en el sistema digestivo, provocando una disminución del apetito, obstrucción gastrointestinal y disminución de los niveles de las hormonas esteroideas, lo que lleva a problemas en la reproducción. Se puede encontrar la presencia de microplásticos primarios y secundarios formando parte de los sedimentos, los cuerpos de agua, los estómagos y tejidos de los animales y, también, estructurando sus hábitats”, finalizó Miñarro.

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