Música & Literatura

A los 72 años, murió la cantante Lía Crucet

Referente de la música tropical, tenía un cáncer broncopulmonar. La triste noticia fue confirmada por su hija, Karina.

A los 72 años, murió la cantante Lía Crucet: estaba internada por un cáncer broncopulmonar. Referente de la música tropical, falleció en un hospital de Mar del Plata. La noticia fue confirmada por su hija Karina.

Fue este jueves. La cantante de música tropical venía atravesando un serio deterioro en su salud durante los últimos años y había sido internada, en 2021, en un geriátrico en la ciudad de Mar del Plata. En 2022 tuvo que someterse a una compleja operación.

En 2012, le habían diagnosticado cáncer de útero, enfermedad que la hizo pasar por el quirófano en más de una oportunidad.

A fines del año pasado, Crucet, a sus 71 años, había reaparecido en las redes sociales luego de que publicaran una foto suya actual en su cuenta de Instagram, donde tenía 30 mil seguidores. La histórica cantante tropical, creadora de éxitos como La güera Salomé, compartía una selfie en la que se la veía luciendo unos anteojos de sol redondos, una bufanda amarilla y un pañuelo muy coqueto y colorido.

Por esos días, Lía estaba internada en un geriátrico marplatense, también víctima de una bipolaridad, según contó ella misma en una entrevista en 2019. «Tomo una medicación que es para la bipolaridad. Solo tengo bipolaridad», había dicho, luego de que trascendiera y negara versiones de que estaba esquizofrénica.

No bien se supo de su muerte, su hija Karina compartió una imagen con ella en su feed de Instagram. “Te amo para siempre”, posteó junto a la foto.

Cumplió los 72 años el pasado mes de agosto. Junto a ella, para esa fecha, estaba su marido y manager, Tony Salatino. Luis Ventura había dado detalles del «festejo» mediante una publicación en redes. “Lía Crucet celebró sus 72 años con parte de afectos más cercanos en el instituto de salud donde está internada y que ella define como ‘mi casa’”, dijo el director de APTRA.

En las últimas semanas las cosas se complicaron cuando le detectaron un cuadro irreversible. “Le encontraron un cáncer broncopulmonar fulminante, solo resta acompañar”, sostuvo su hija Karina.

El primer traspié en su salud fue narrado por la propia Crucet, dando a entender que había consultado al médico preocupada por sangrados frecuentes. Ahí apareció el diagnóstico severo y le indicaron una rápida operación para extirpar el tumor.

Fue intervenida en el Hospital Privado de Mar del Plata. “Me agarró una especie de hemorragia, me hicieron un chequeo general, que no salió muy bien. Me hicieron tres biopsias y el resultado fue que tenía cáncer de útero. Me iban a vaciar, pero estaba todo el útero tomado. Fui por una cosa y terminé en el quirófano”, había declarado.

La operación no resultó como esperaban porque el tumor era más grande de lo que pensaban los médicos. Tras recuperarse de la herida, comenzó con las sesiones de quimioterapia. “Si Dios me ayuda saldré adelante”, dijo la cantante en una entrevista con Marcelo Polino y Marcela Tauro.

No era la primera vez que la Crucet debía afrontar momentos difíciles: a poco de comenzar su carrera había sufrido un accidente automovilístico: “Vi la luz y hablé con Dios», señaló en el lejano 2012. «En aquel momento le pedía que me dejara un poquito más porque mi hija Karina tenía ocho años, hoy le pido que me de la oportunidad de pasar la quimio para terminar de criar a mi otro hijo, Ezequiel, tiene 15” .

En Twitter, varios usuarios usaron el hashtag #FuerzaLía, para darle ánimo a la cantante.

«Yo no soy abusadora»

Cantante, actriz y vedette, había nacido en Gerli el 8 de agosto de 1952. Su nombre real era Delia Crucet. Actuó en televisión y teatro, donde se destacó como vedette en la camada de Moria Casán, Tristán, Patricia Dal, Jorge Porcel y Jorge Corona, entre otros.

Casi un personaje de Fellini, rotunda en su figura plagada de cuervas, pasó de la picaresca a la música casi sin escalas. De vedette a cantante de géneros tropicales.

Cantó por primera vez en público en un boliche de José C. Paz. Su hit Yo no soy abusadora podría ser entendido como una temprana canción feminista donde la mujer le da una patada en el traste a un tipo que no la valora. “Yo te dejé, yo no te quería/Porque no me dabas a mí pa’ la comida/Como una sirvienta tú me tenías a mí/Todo el día metida en la cocina…».

Algo así como la Reina de la Bailanta, Lía lanzó su primer disco Yo no soy abusadora. Finalizaban los ’90. La buena aceptación entre los distintos públicos, llevó a la producción de su segundo álbum La movidita, que la posicionó como una de las exponentes de la movida tropical, a caballo de hits instantáneos como el citado La Güera Salomé y Qué bello.

La Crucet hacía presentaciones habituales en Sábados musicales donde podía alternar con Antonio Ríos y celebridades del género como Alcides. Voz espesa, categórica, su irrupción en la movida coincidía con el advenimiento de Gladys “La Bomba” tucumana y su pollera amarilla.

El año pasado, su marido había contado detalles de cómo eran los días de Crucet en el geriátrico en el que vivía, y dónde la iba a visitar a diario. “Recién la fui a ver. La llevé a la peluquería que queda a la vuelta y le corté el pelo. Está bien ella, gracias a Dios. Por supuesto que está con la edad encima. Algunos se piensan que es la Lía Crucet de antes y ya no».

Quedará también en el recuerdo su escote abismal y una exuberancia inédita que fue marca registrada y la llevó a ser la «Tetamanti», apodo que le puso Jorge Corona en el programa Finalísima. En sus comienzos pretendió ser modelo, pero fue rechazada por sus medidas: 110-70-110.

Fuente: Clarín

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