Donald Trump presentó un ambicioso plan para construir nuevos buques de guerra y advirtió a países de América Latina sobre el poder naval de Estados Unidos. El anuncio reavivó tensiones geopolíticas en la región.
El presidente de Estados Unidos, Donald John Trump, anunció la construcción de dos nuevos buques de guerra durante un acto realizado en Palm Beach, Florida, junto a altos mandos militares. La iniciativa, presentada como el inicio de la denominada “Flota Dorada”, busca renovar la Armada estadounidense y reforzar su presencia global.
Según explicó el mandatario, se tratará de los navíos más grandes y poderosos jamás construidos por el país. En ese marco, sostuvo que el proyecto permitirá sostener la supremacía naval de Estados Unidos frente a cualquier escenario internacional.
Un proyecto naval de gran escala
Trump afirmó que los buques pertenecerán a una nueva clase que llevará su apellido y aseguró que serán “100 veces más potentes” que cualquier embarcación anterior. El primero, denominado USS Defiant, comenzaría a construirse “casi inmediatamente”, con un plazo estimado de dos años y medio.
Además, el plan contempla una expansión progresiva de la flota hasta alcanzar entre 20 y 25 unidades. El presidente justificó la iniciativa al señalar que muchos barcos actuales se encuentran “viejos, desgastados y obsoletos”, lo que, según dijo, obliga a una renovación urgente.
“Paz a través de la fuerza”
Bajo el lema de “paz a través de la fuerza”, Trump sostuvo que la nueva flota no apunta contra un país en particular. Sin embargo, reconoció que representa una respuesta estratégica “para todo el mundo”.
No obstante, el anuncio excedió el plano técnico. Durante su discurso, el mandatario lanzó advertencias directas contra Venezuela y Colombia, lo que volvió a tensar el vínculo de Washington con la región.
Amenazas y acusaciones a la región
Trump volvió a dirigirse al presidente venezolano Nicolás Maduro con un tono amenazante. Insistió en que debe abandonar el poder y entregar recursos que Estados Unidos considera estratégicos, en un contexto de fuertes disputas energéticas en el Caribe.
Navy’s new class of Large Surface Combatants: THE BATTLESHIP.
The most lethal surface combatant ever constructed. 🇺🇸 pic.twitter.com/7AH5G4IJj5
— The White House (@WhiteHouse) December 22, 2025
En paralelo, arremetió contra el presidente colombiano Gustavo Petro, a quien acusó sin pruebas de estar vinculado al narcotráfico internacional. El mandatario estadounidense afirmó que existen “al menos tres fábricas de cocaína” en Colombia y exigió su cierre inmediato.
Estas declaraciones profundizaron las fricciones diplomáticas con Bogotá y Caracas. Desde ambos países, se denunció una política de intimidación y presión militar bajo argumentos de seguridad y lucha contra las drogas.
Consecuencias y escenario geopolítico
La estrategia militar estadounidense ya tuvo consecuencias trágicas en la región. Más de 100 personas murieron en bombardeos contra pequeñas embarcaciones en aguas del Caribe y el Pacífico, sin que se demostraran vínculos comprobados con actividades ilícitas.
Para Venezuela, esas acciones constituyen actos de piratería y agresión destinados a justificar la incautación de buques petroleros y el control de recursos energéticos. En ese contexto, la “Flota Dorada” aparece como un instrumento de presión geopolítica más que como un proyecto defensivo.
Mientras Estados Unidos busca reactivar su industria naval y consolidar su hegemonía militar, América Latina enfrenta el desafío de responder a una estrategia que combina poder militar, presión económica y control de recursos estratégicos.
