El historiador Norberto Galasso, de 89 años, perdió su único ingreso tras ser removido como Embajador de la Cultura por decreto presidencial.
A sus 89 años, el historiador, escritor y pensador nacional Norberto Galasso fue removido oficialmente de su designación como Embajador de la Cultura Argentina, tras la publicación del decreto 692/2025 en el Boletín Oficial. La medida derogó el reconocimiento que le había otorgado en 2014 la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y con ello, el único ingreso mensual que percibía.
La decisión no solo afectó simbólicamente a una de las figuras más prolíficas del pensamiento nacional y popular, con más de 120 libros publicados, sino que también puso en riesgo su bienestar material y su salud, ya que Galasso carece de jubilación, obra social y depende económicamente de su hijo. “Apuntaron directamente contra mi supervivencia”, denunció el intelectual.
Un ataque político con consecuencias personales
En diálogo con el programa Bonavitta en 530, Galasso denunció la motivación política detrás del decreto. “Evidentemente están movidos por el odio, como todo lo que hace este gobierno. No les importa que tenga reconocimiento en muchas provincias, ni siquiera la placa en mi casa. Odian e ignoran, y es un combo terrible”, sostuvo.
Asimismo, vinculó la decisión al clima institucional actual. Para Galasso, el gobierno de Javier Milei ejerce una forma encubierta de autoritarismo, con respaldo mediático y apoyo de sectores del oficialismo y parte de la oposición. “Compran legisladores, sostienen periodistas y responden a un puñado de poderosos del círculo rojo que hacen grandes negocios mientras hambrean al pueblo”, afirmó.
Un legado vigente y un optimismo firme
A pesar de la dureza del golpe recibido, Galasso no se mostró derrotado. Fiel a su trayectoria de coherencia y compromiso político, aseguró que mantiene su convicción: “Yo hago una vida austera, pero tengo que sobrevivir. Me sostiene mi hijo y la solidaridad de muchos compañeros que ya se han acercado”.
Finalmente, dejó una frase que resume su mirada histórica y su esperanza:
“Más allá de todo, mantengo un optimismo irreductible: el pueblo siempre vuelve. Estoy convencido de que esta etapa no va a durar mucho”.
Con esta decisión, el gobierno no solo atacó a un hombre, sino también a una trayectoria intelectual profundamente ligada a la historia nacional, el pensamiento crítico y la cultura popular.