Un nuevo informe del INDEC revela un fuerte viraje estructural en la matriz energética: crecen las reservas no convencionales concentradas en la Cuenca Neuquina, mientras se derrumban los yacimientos tradicionales en casi todas las regiones del país.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó en noviembre de 2025 su primera cuenta experimental de activos físicos ambientales dedicada a los hidrocarburos. El reporte, que abarca el período 2018-2024, muestra un crecimiento notable en el stock total de petróleo y gas. Sin embargo, una lectura detallada del documento revela una transformación profunda: Argentina depende cada vez más de los hidrocarburos no convencionales, impulsados por el fracking en la Cuenca Neuquina, mientras sus reservas tradicionales se reducen de forma acelerada.
Un crecimiento que oculta desequilibrios
El stock de petróleo registró un aumento del 98,2% entre 2018 y 2024. El gas natural creció 40,1% en el mismo período. La producción alcanzó máximos históricos el año pasado, con 40.778 miles de m³ de petróleo y 50.738 millones de m³ de gas natural.
El INDEC atribuyó este salto al alto volumen de descubrimientos y recategorizaciones. En 2021, el petróleo sumó 188.423 miles de m³ por esta vía, mientras que el gas incorporó 136.343 millones de m³ en 2023. A la vez, los años de reservas disponibles mejoraron: el petróleo pasó de 18 a 22 años y el gas natural de 15 a 18.
No obstante, esta mejora numérica esconde un cambio estructural que modifica el mapa energético del país.
Reservas tradicionales en caída libre
Las reservas convencionales muestran un deterioro acelerado. El petróleo convencional cayó 39,9% entre 2018 y 2024. El gas convencional retrocedió 37,8%.
La contracara es el auge de Vaca Muerta y los recursos no convencionales:
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El petróleo no convencional creció 420,8%.
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El gas no convencional aumentó 125,7%.
En apenas seis años, Argentina invirtió su matriz energética: en 2018, el 77,7% del petróleo era convencional; en 2024, el 71,3% provino de yacimientos no convencionales. En gas, la participación no convencional pasó del 43,1% al 73,3%.
Este desplazamiento evidencia la apuesta por la fractura hidráulica y marca un quiebre respecto al modelo productivo histórico del país.
Neuquén concentra el poder energético
La concentración geográfica también se intensificó. Aunque las reservas comprobadas de petróleo crecieron 29,5% en promedio nacional, solo una región explica esa expansión: la Cuenca Neuquina.
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Las reservas comprobadas de petróleo en Neuquén subieron 171,6%.
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Su participación nacional pasó del 31,2% al 65,5%.
Mientras tanto, las demás cuencas sufrieron caídas abruptas:
Cuyana (-84,4%), Austral (-54,8%), Noroeste (-53,3%) y Golfo San Jorge (-30,8%).
El panorama del gas natural es similar: Neuquén creció 115,1%, mientras que el resto de las cuencas retrocedió entre 32,1% y 73,3%.
La concentración en un único territorio y una sola tecnología plantea riesgos de carácter regional, económico y estratégico.
El auge de los recursos contingentes y la incertidumbre futura
El INDEC también subrayó el crecimiento explosivo de los recursos contingentes, que aún no tienen viabilidad económica. Entre 2018 y 2024:
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Los recursos contingentes de petróleo aumentaron 538,9%.
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Los de gas natural crecieron 222,4%.
Esto revela un enorme potencial futuro, pero también una limitación: sin inversiones, infraestructura y tecnología, esos volúmenes no podrán convertirse en reservas comprobadas ni generar producción real.
La consolidación de la energía argentina en torno a los hidrocarburos no convencionales abre un debate urgente sobre diversificación, seguridad energética y sostenibilidad territorial.
