El fallecimiento del represor, que estaba internado con custodia policial en la Clínica Sarmiento de la localidad bonaerense de San Miguel, fue confirmado fuentes de las querellas en su contra.
Años después, el 24 de octubre de 2014, el represor y otros 14 exmilitares fueron condenados por delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino La Cacha.
Mientras se leía la sentencia, Etchecolatz tenía en sus manos un papel donde se leía el nombre de Jorge Julio López, una imagen que resultó escalofriante a más de una década de retornada la democracia y en el marco del avance de los juicios de lesa humanidad.