El 7 de octubre se conmemora el Día Nacional de la Identidad Villera en homenaje a Carlos Mugica. Su compromiso social y religioso lo convirtió en símbolo de lucha y fe popular.
Cada 7 de octubre se celebra el Día Nacional de la Identidad Villera en homenaje al padre Carlos Mugica, símbolo del compromiso cristiano con los sectores populares. Nacido en una familia aristocrática, Mugica eligió otro camino: se convirtió en referente de los curas villeros y dedicó su vida a la lucha por la justicia social desde las villas de emergencia.
Ordenado sacerdote en 1959, Mugica se volcó en los años 60 al acompañamiento de la juventud católica y universitaria. Su participación en el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y su tarea pastoral en la Villa 31, donde fundó la Capilla Cristo Obrero, marcaron su identidad como cura villero. Allí nació el movimiento que aún hoy lo honra.

Fue asesinado el 11 de mayo de 1974 por la organización Triple A, tras celebrar misa en la iglesia de San Francisco Solano, en su barrio natal de Villa Luro. Su figura, incómoda para los poderes de turno, trascendió como un mártir de la fe popular.
📚 Una vida entre la militancia y la fe: entrevista a María Sucarrat
La periodista y escritora María Sucarrat, autora del libro «El inocente. Vida, pasión y muerte de Carlos Mugica», habló sobre su investigación, la vida del sacerdote y el legado que sigue vigente.
“Carlos parecía tener cierto matiz de ingenuidad. Una pincelada infantil en sus ganas de cambiar el mundo”, cuenta Sucarrat. La autora accedió a documentos inéditos conservados por el padre Pichi Meisegeier, que enriquecieron la reedición del libro.
En el archivo encontró un informe clasificado titulado “Factor religioso (Tercer Mundo) en la Argentina”, elaborado por la Secretaría de Informaciones del Estado durante los años ’70. Este texto, incorporado como capítulo XVI, confirma la vigilancia estatal sobre los sacerdotes comprometidos con los sectores pobres.

🕊️ Un giro copernicano hacia los pobres
Para Sucarrat, Mugica fue el resultado de un proceso de renovación dentro de la Iglesia influenciado por el Concilio Vaticano II. Sin embargo, afirma que su transformación no ocurrió en Roma, sino en la ciudad de Buenos Aires, cuando se enfrentó con una realidad concreta:
“Cuando vio que los más vulnerados estaban al lado de Perón, se preguntó: ‘¿yo dónde estoy?’. Ese fue su giro copernicano.”
Fue militante político y religioso a la vez. Su fe no se desligó de la acción social, y su compromiso lo llevó a ser una figura profundamente admirada. Su personalidad intensa, su cercanía con el pueblo y su entrega total son parte del mito que lo rodea.
🌍 Un legado que sigue latiendo
El legado de Carlos Mugica está presente en cada cura villero que elige caminar junto al pueblo. Como señala Sucarrat, “los sectores no son vulnerables, son vulnerados por una sociedad que no se pone en su lugar”.
Los Curas en Opción por los Pobres lo reconocen como guía espiritual y política. En una reciente carta recordaron:
“Que sea el Pueblo quien nos diga, como le decían a Carlos: ‘usted habla por nosotros’.”
A 95 años de su nacimiento, Mugica sigue interpelando a una sociedad desigual, y su vida es un faro para quienes creen que la fe puede —y debe— estar al servicio de la justicia social.
