El gobierno del estado de Río de Janeiro detectó residuos plásticos y de vidrio en Ilha Grande con etiquetas de origen chino, argentino y etíope. La denuncia fue realizada por el Instituto del Medio Ambiente (Inea) y la ONG Somos Natureza, tras un operativo de limpieza costera que recolectó más de 240 kilos de desechos. La información fue difundida por la Agencia EBC Brasil.
Las playas de Ilha Grande, una de las joyas naturales del estado de Río de Janeiro, están recibiendo residuos provenientes de distintas partes del mundo, entre ellos China, Argentina y Etiopía. Así lo confirmó el Instituto del Medio Ambiente del Estado de Río de Janeiro (Inea) en colaboración con la ONG Somos Natureza, tras una operación de limpieza en la Reserva Biológica Estatal de Praia do Sul.
Entre el 13 y el 16 de julio, voluntarios y especialistas retiraron manualmente 242 kilos de materiales reciclables, incluyendo envases plásticos y vidrios que, según sus etiquetas, provenían de los tres países mencionados. El operativo se realizó con herramientas como manos mecánicas y ecopenes, y los residuos fueron enviados a cooperativas de reciclaje en Angra dos Reis.

«Estos residuos se eliminan incorrectamente y terminan en cuerpos de agua como ríos, mares o lagunas. Hay verdaderas islas de residuos sólidos en el océano», explicó Cleber Ferreira, director de Biodiversidad y Áreas Protegidas del Inea. Según Ferreira, esta contaminación global tiene impactos directos y severos en la fauna marina local, afectando especialmente a tortugas y aves que pueden ingerir los plásticos y morir por asfixia.
La situación fue difundida por la Agencia EBC Brasil, que destacó además la participación internacional en el operativo de limpieza. Voluntarios de España, Islandia, Argentina y turistas de São Paulo se sumaron a las tareas, en las que también se brindó información sobre la conservación de los ecosistemas costeros.

El secretario de Medio Ambiente de Río de Janeiro, Bernardo Rossi, remarcó la necesidad de una respuesta coordinada: “No controlamos lo que llega desde otros países, pero sí somos responsables de retirar y tratar los residuos en nuestras áreas protegidas. Es alentador ver a ciudadanos del mundo colaborar con esta misión”.
La Reserva Biológica Estatal de Praia do Sul abarca más de 3.300 hectáreas y protege todos los ecosistemas costeros del estado. Por su categoría, solo permite actividades de investigación científica y educación ambiental.
El episodio vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de una acción ambiental internacional coordinada que evite que los océanos se conviertan en vertederos globales.
