En medio de tensiones comerciales y a pesar de la relación cordial entre Javier Milei y Donald Trump, una contundente declaración de una alta funcionaria estadounidense generó preocupación en el sector agropecuario argentino
La secretaria de Agricultura del gobierno de Estados Unidos, Brooke Rollins, pronunció una frase lapidaria durante una entrevista con Fox News: “No a la carne desde la Argentina”. Sus palabras, enmarcadas en un discurso nacionalista de “poner a Estados Unidos primero”, encendieron las alarmas en el plano local.
“No hay nadie que pelee más duro, con más inteligencia o de manera más estratégica por todos los estadounidenses que Trump”, afirmó Rollins, defendiendo la política del expresidente y posible candidato republicano. Acto seguido, lanzó la preocupante advertencia: “Vamos a poner a Estados Unidos primero; no a China, ni a la India, no a la carne desde la Argentina, no a los productos lácteos de Canadá”.
La funcionaria, con un tono desafiante, incluso presagió una “era durada” en caso de una segunda presidencia de Trump, lo que sugiere que esta postura proteccionista podría intensificarse.
Las declaraciones de Rollins se producen en un contexto de tensiones comerciales, marcado recientemente por la polémica en torno a los aranceles mínimos del 10% a las importaciones, medida que afectaba también a Argentina y que finalmente fue suspendida por un período de 90 días. Esta suspensión había sido interpretada como un gesto de buena voluntad, dada la relación públicamente cordial entre Trump y el presidente argentino Javier Milei.
Sin embargo, la categórica frase de la secretaria de Agricultura pone en duda la solidez de esa relación en el ámbito comercial y plantea serias interrogantes sobre el futuro de las exportaciones de carne argentina al mercado estadounidense, un destino de alto valor estratégico.
Si bien se trata de una declaración de una funcionaria y no de una política oficial anunciada, el peso de Rollins dentro del posible futuro gobierno de Trump no puede ser ignorado. Sus palabras resuenan como una amenaza directa a uno de los principales sectores productivos de Argentina y abren un nuevo frente de incertidumbre en las relaciones bilaterales.
El sector agropecuario argentino y el gobierno nacional deberán seguir de cerca la evolución de estos acontecimientos y analizar el impacto potencial de una eventual restricción a las importaciones de carne por parte de Estados Unidos. La frase de Rollins representa una señal de alerta que no puede ser subestimada.
