Destacada Opinión

Por Horacio Verbitsky | OFF/ON

Sergio Massa cuestionó, en off, a “los machitos del off“, y dejó saber su fastidio con el Presidente Alberto Fernández. El lanzamiento de piedras mediáticas sin mostrar la mano caracteriza al Frente de Todos, por lo menos desde septiembre de 2021, cuando CFK declaró que no toleraría más operaciones de prensa, y así forzó la renuncia del ex vocero presidencial Juan Pablo Biondi. Cristina reivindica que ella dice las cosas de frente, sin recurrir a esa forma de comunicación que emponzoña las relaciones políticas y personales.

El deslizamiento

También reclama por la práctica contraria que atribuye al Presidente, quien lo niega.  La última vez hace una semana, y no ante Cristina, porque ese lance se ha deslizado a la relación entre el Poder Ejecutivo y su ministro de Economía. Alberto fue uno de los operadores de Massa en 2013 y 2015 y de Florencio Randazzo en 2017, cuando patinaron en el intento de acabar con el kirchnerismo. Ahora parece creer que es momento de probar de nuevo.

El pase de magia que Cristina realizó en mayo de 2019 invirtió los roles entre Massa y Alberto, y el colaborador se encontró en la jefatura. Con el paso de los meses y sus altos índices iniciales de aprobación, perdió de vista cómo, por qué y para qué había accedido a la presidencia. En cambio, Massa conservó el sentido de realidad, y coincidió con Cristina en la crítica a la política económico-social del gobierno, conducida por los ministros Matías Kulfas y Mr.MaGoo.

Cuando advirtieron que sus resultados conducirían a una catástrofe en las elecciones de medio término de 2021, Cristina y Máximo profundizaron el vínculo con Massa, no exento de contradicciones. Hace un año, Kirchner renunció a la presidencia del bloque de diputados del oficialismo, en desacuerdo con la firma del acuerdo de Facilidades Extendidas con el FMI que MaGoo negoció con Kristalina Georgieva, mientras Massa aseguraba los votos para su aprobación legislativa, algo que no era necesario pero que los signatarios concibieron como un corset para desalentar futuras insubordinaciones.

El ruido de las aspas

Hace dos semanas, Jorge Ferraresi describió la banda sonora que acompañó el acceso de Massa al Ministerio de Economía: se escuchaban las aspas del helicóptero, el gobierno estaba sin reservas en el Banco Central, con una corrida cambiaria y un aumento de precios. “Sergio vino a poner un orden, que fue una tarea titánica y lo sigue siendo cada uno de los días”.

Massa anunció que la inflación bajaría un punto por bimestre, de modo que en marzo empezaría por 3. Esa hoja de ruta ya había fallado en enero, cuando El Cohete lo entrevistó: en noviembre, el IPC fue del 4,9% pero en diciembre trepó al 5,1%. El tropezón devino caída, cuando enero midió 6 puntos y febrero 6,6%. Marzo pasaría del 7% y los alimentos llegaron al 11%. En febrero, Massa se quejó de que si un mes la inflación baja es mérito de todos, pero si al mes siguiente sube, la culpa es del Ministro de Economía. “Si uno mete la mano en la mierda, la metemos todos”, exigió, sin éxito. La operación de prensa es una irrefrenable pasión presidencial.

Massa rehusó especificar cuáles fueron los off presidenciales que lo sacaron de sus casillas. Prefirió hacerlo por medio de sus propios machitos del off. Lo que no soportan es:

  • la insistencia de Fernández en postularse como candidato a la reelección, una utopía que dilata el ordenamiento de la propia fuerza para enfrentar el proceso electoral.
  • El reencuentro presidencial con Mr. MaGoo, quien cuestionó en público la forma en que el Ministro está batallando contra la inflación. Massa reivindica que él fue el primero en ponerse de punta contra MaGoo;
  • los anuncios del flamante jefe de asesores presidenciales, Antonio Aracre, sobre un desdoblamiento cambiario.
  • El lanzamiento de Daniel Scioli como muletto en caso de que Alberto reconozca que no es el más alto de los enanos.

Fue una mujer, como de costumbre, quien sinceró la situación. Malena Galmarini dijo sin pelos en la lengua lo que Massa murmura: que las operaciones políticas contra su esposo se originaban en la Casa Rosada. “Le entregaron el Ministerio de Economía en una situación paupérrima, la gestión de Martín Guzmán fue muy mala en todo sentido. Generó un acuerdo con el FMI muy difícil de cumplir y no pudo resolver algunas cuestiones estructurales. Todavía hoy camina sobre las brasas”, agregó, con el tubo de Pancutan en la mano. No fue un off  de Massa, sino un on de Malena.

De nunca acabar

Cristina ha decidido no responder las agresiones de RPO, pero no deja de registrarlas. El eje de la última andanada es la renacida ilusión de jubilarla, como en 2013, 2015 y 2017. Si le gano las PASO a un candidato de Cristina “seré el que termine con 20 años de kirchnerismo”, le dijo el Presidente a El Destape. Después lo negó, pero lo que sigue es una enumeración sucinta de las manifestaciones similares encubiertas como trascendidos de origen difuso, publicadas en distintos medios, con predilección por el vocero de la embajada, cuyo director vive en Miami, para estar más cerca de aquellos que debe escuchar:

  • “En una reunión con la cúpula de Clarín, cuando le preguntaron porque no rompía con Cristina ante el flagrante desafío a su autoridad que representaron las renuncias masivas lideradas por Wado de Pedro, el Presidente trazó un diagnóstico y un plan: ‘Ahora no puedo romper porque pongo en riesgo la gobernabilidad, lo voy a hacer en el último año, cuando estemos cerca de las elecciones, donde ya los dejo sin margen’”. La Política Online, 17 de marzo.
  • “El Jefe de Estado considera que un proceso político de 20 años, como el que encabezó el kirchnerismo, tiene un desgaste natural y genera un cansancio en la gente”. Agencia Reuters.
  • “’Desde 2013 Cristina no conduce el espacio, sino a un sector’, sostienen en el círculo político de Fernández, donde creen que el Presidente es el único que puso en crisis la conducción del peronismo desde adentro del gobierno. Es decir, que pudo llevar adelante, con extremadas dificultades, una discusión sobre el rol del kirchnerismo en el interior del Frente de Todos”. Infoemba, 18 de marzo.
  • “Desde el entorno del Presidente afirman que el Frente de Todos nació ante el ‘ocaso de la hegemonía kirchnerista’ y advierten que ‘un montón de compañeros del peronismo decimos que no nos sentimos conducidos por ella. (…) Lo que se proponía era una conducción colegiada con Cristina como la accionista mayoritaria, Alberto, Sergio, los movimientos sociales, la CGT, los gobernadores y los movimientos obreros. (…)  Ganamos la elección y eso no pasó. (…) Desde el primer día dijimos que el Frente de Todos no es recrear la hegemonía kirchnerista sino la posibilidad del peronismo de proyectar un país por los próximos 10 años’, reconocieron fuentes con acceso al despacho presidencial’”. Perfil, 18 de marzo.
  • “Alberto Fernández cree que su candidatura abre la posibilidad de la renovación en el peronismo. (…) Esos cálculos electorales responden a ciertos objetivos estratégicos que se trazó para desgastar la influencia interna de CFK. El Presidente cree que la Vicepresidenta y el kirchnerismo ya cumplieron su ciclo. (…). Sostiene que su retirada anticipada del tablero político implicaría conceder a Cristina y La Cámpora un espacio de maniobra que sería inmediatamente ocupado para manipular las decisiones de los otros protagonistas del Frente de Todos (…), los gobernadores, intendentes y determinados líderes sociales que ya no quieren la conducción vertical de CFK “. Infoemba, 19 de marzo.
  • “El Presidente ya construyó una coraza que lo protege de las embestidas de La Cámpora, a las que ya nadie, dentro del mundo del peronismo, le da demasiada entidad. (…) Cree que es tiempo de que CFK suelte la lapicera y disminuya considerablemente su influencia en la conducción del espacio político “. Infoemba, 20 de marzo.
  • “El mandatario delineó una estrategia a tres puntas para atravesar el fuego amigo que contempla el ninguneo a las críticas, una reducida tropa de arietes habilitados para contestarle a los K y, para salvaguardar la gestión, algunos interlocutores que ofician de nexo para consensuar medidas. (…) En la Casa Rosada marcan que La Cámpora perdió poder de fuego y que ya no tiene trascendencia porque el mensaje que baja no le llega a la gente, en medio de un contexto económico y social delicado”. Clarín, 20 de marzo.

Wado de Pedro le respondió con dos estiletes. Por un lado, si se trata de medir procesos históricos, 20 años es nada. Por otro, son los mismos 20 que lleva Alberto en el centro de la escena. ¿Por qué sólo Cristina tendría fecha de vencimiento? Al mismo tiempo, Alberto y su reducida garde du corps ocultan que los conflictos del Presidente con su Vice se remontan a dos décadas atrás. Alberto se atribuye haber lanzado la candidatura presidencial de Néstor Kirchner, a lo que Cristina se oponía, de lo que deduce que él es el verdadero fundador del kirchnerismo. Esta distorsión de la realidad llega al punto de que se pretendan kirchneristas quienes aborrecen a Cristina, como Victoria Tolosa Paz y el empresario gastronómico Fernando Navarro.

Todos idealizan al ausente, como si los problemas de Alberto hubieran sido con ella. Durante el conflicto con las patronales agropecuarias, el jefe de gabinete protestaba que la Presidenta aceptaba sus propuestas en Balcarce 50, pero que luego de pernoctar con su compañero en Olivos cambiaba de opinión, y llegó a pedir ayuda para conmover la pétrea posición de Kirchner, quien ni miraba ni escuchaba a Martín Lousteau cuando el ministro le explicaba sus argumentos. “Como si fuera transparente”, rumiaba Lousteau.

En la década posterior a su renuncia, Alberto no perdonó una cámara sin denunciar la “irracionalidad e incompetencia” en materia económica de Cristina, que puso en peligro los logros “que obtuvimos con Néstor”. La candidatura compartida en 2019 fue un acuerdo de mutua conveniencia, que unificó al peronismo y aseguró una victoria que poco antes parecía improbable. Pero no borró esa disidencia básica sobre el rol de cada uno en la construcción política común. Sus primeros mensajes presidenciales fueron que él sabía cómo salir de esta crisis, porque ya lo había hecho con Néstor. (Si Cristina no interfiere, era el subtexto.) Así se entiende mejor porqué ni Cristina ni Máximo asistieron a la inauguración de una estatua del ex Presidente, que Fernández encabezó en el Centro Cultural Kirchner. Les fastidiaba que intentara usarlo como un amuleto en contra de ellos.

Si esto puede terminar en la gran tragedia de un retorno electoral de la coalición cambiante, su réplica en algunas provincias asume tintes de miserable farsa. Fernando Navarro, dirigente del Movimiento Eguita y subsecretario de la jefatura de gabinete, desafió al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, a disputar una interna, lo cual fue aceptado de inmediato. Lo mismo hizo el viernes 24 Máximo Kirchner, quien aceptó el reto presidencial de dirimir las candidaturas en una interna.

Aníbal Fernández llegó a la afirmación surrealista de que Alberto le ganaría una interna a CFK, tal vez porque sabe que esa diversión no está al alcance de su homónimo.

[Navarro no es la voz cantante de los eguiteros. Su jefe, Papá Noel, quien es uno de los viceministros de Desarrollo Social, se pronunció por la reelección de Kicillof, con esa preferencia por la cercanía del poder que caracteriza a la agrupación, ya sea con Felipe Solá, Carolina Stanley o Alberto Fernández. Tampoco parece orgánico el señalamiento de Navarro en favor de la candidatura presidencial de Juan Schiaretti, el más antikirchnerista de todos los gobernadores.]

Ambos ponen el mayor esfuerzo en consolidar su fuerza comunal en algunos municipios, como el de La Matanza, donde la esposa de Pérsico se propone enfrentar al intendente Fernando Espinoza. En 2019 el FdT venció allí por 40 puntos, que se redujeron a la mitad en 2021. Ante una consulta durante el acto de solidaridad con la vicepresidenta en el Foro Mundial de los Derechos humanos, Espinoza dijo que, si las elecciones fueran hoy, se impondría por 27 puntos, que se acercarían al número de 2019 si Cristina hiciera campaña en el Conurbano, fuera o no candidata. Randazzistas en 2017, cumplen el mismo rol ahora, molestar, morder unos puntos, acudir luego en auxilio del vencedor.

Los tres puntos de Cristina

En ese Foro, ante una audiencia entusiasta, que Evo Morales y Ernesto Samper confesaron envidiar, se presentó un libro coordinado por el ex juez y ministro español Baltasar Garzón sobre el lawfare y la persecución a la Vicepresidenta. Mientras los demás hablaron de la justicia, Cristina se concentró en la economía, y sintetizó en tres puntos la responsabilidad del anterior gobierno en la grave crisis de falta de dólares que padece la Argentina:

  1. Maurizio Macrì heredó un nivel de endeudamiento bajísimo.
  • En junio de 2016, seis meses antes de asumir en el ministerio de Hacienda, Nicolás Dujovne dijo que era el más bajo del mundo, que consideró “una bendición”.
  • la deuda estatal en moneda extranjera no pasaba del 8% del Producto Interno Bruto,
  • el endeudamiento de las empresas no llegaba a un tercio de su patrimonio,
  • las familias sólo dedicaban el 5% de sus ingresos al pago de deuda.

2. Horacio Rodríguez Larreta llamó chanta a quien prometiera levantar el cepo, y dijo que en 2016 se pudo hacer “porque había reservas en el Banco Central”. CFK ya lo había dicho en la Universidad Nacional de Río Negro.

3. Eduardo Levy Yeyati, que está trabajando en un plan de gobierno para la oposición cambiante, sostuvo que “a diferencia de 2015, hoy los salarios reales están atrasados”. Y para colmo, “sólo tenemos datos de asalariados registrados”, que son el tercio de la fuerza laboral privada con mejores ingresos.

Luces y sombras

Luego de un precipitado regreso de Panamá y de cancelar una cita con empresarios estadounidenses, Massa tomó dos decisiones de profunda repercusión política: la intervención de la distribuidora eléctrica Edesur por 180 días, más la denuncia penal a sus directivos por defraudación, abandono de personas y entorpecimiento de servicios públicos, y el canje de los bonos en dólares en poder de un centenar de organismos públicos por títulos denominados en pesos. La primera medida, en respuesta al malestar social por los cortes de luz de once días consecutivos de marzo a más de 100.000 usuarios de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. La segunda, como reparo contra una devaluación, forzada por la ausencia de dólares. Más allá de la conveniencia de cada una, importa su oportunidad. En 2021 y 2022 intendentes kirchneristas del Gran Buenos Aires iniciaron demandas contra Edesur a raíz de la falta de inversiones y los constantes incumplimientos del servicio. Hubo incluso un video reclamando la caducidad de la concesión (por un siglo), que también solicitó la Defensoría del Pueblo bonaerense.

Las razones para la caducidad de la concesión sobran, pero hasta ahora el ENRE no presentó al Congreso el informe que lo fundamente. La responsable de su preparación es Laura Giumelli, a quien el interventor Walter Martello designó en enero de este año como principal colaboradora. Antes había sido Directora del Ente Regulador, durante la presidencia de Macrì, cuando lo presidía Andrés Chambuleyron.

El desembarco de Jorge Ferraresi en Edesur sólo tiene alcance administrativo, cuando el problema urgente es operativo. “Va de traje, cuando se necesita alguien de mameluco”, sintetiza un ex ministro. Además retiene la intendencia de Avellaneda. Su idoneidad y eficiencia no están en cuestión, pero el riesgo es que en los pocos meses que restan de la actual administración no sea posible hacer todo lo que se postergó en los tres años previos y el resultado sea que el hartazgo social con la empresa se desplace hacia el gobierno. Lo que pudo ser la solución hace uno o dos años, hoy puede derivar en un nuevo problema. Otro tanto vale para la devaluación, que hoy sería catastrófica, pero que controlada hace un año podría haber estabilizado las variables. Es lo que Cristina y Kicillof hicieron en 2014, lo cual redundó en una baja de la inflación al año siguiente. Siempre fue discutible, ahora además es tarde.

El canje de los bonos es una operación financiera compleja, que se explica en otras notas de esta edición. Su objetivo es financiar al Tesoro, prevenir una nueva corrida cambiaria, evitar un default y eludir las restricciones que impone el FMI. Pero en síntesis extrema, implica contraer un nuevo endeudamiento en dólares con acreedores privados, que se quedarán a precio de remate con los títulos que actualmente están en poder del sector público y a cuyo vencimiento podrán recuperar su valor nominal.

Diego Bossio se apresuró a practicar con su amigo Sergio Massa la misma lealtad que ya había padecido Cristina, su protectora. Lo hizo con una declaración tonante, lloriqueando sobre la plata de los jubilados en el mismo tono de opositores de dientes apretados como la heroína radical Elisa Carrió o el imitador de Alfonsín, Mario Negri. Fue el gobierno de Macrì el que licuó el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, que pasó de 67.000 millones de dólares en 2015 a 35.000 millones de dólares en 2019. En la actualidad, regresó a 56.000 millones. El Anexo III del decreto que dispuso el canje permite entender porqué la ANSES lo aceptó. Recibirá a cambio los apetecidos bonos duales [dual significa que el tenedor elegirá el ajuste que prefiera, ya sea la inflación o la devaluación del peso], de muy bajo riesgo y volatilidad. Denominados en dólares, se pagarán en pesos y hasta el vencimiento dentro de 13 años su capital se ajustará por el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), más del 3% anual de intereses, o mediante un cupón del 3% sobre su capital denominado en dólares pero convertido a pesos. Además los comprará a su decaído precio de mercado pero los contabilizará a valor nominal. Como CFK en 2015, el objetivo es llegar a la finalización del mandato sin una convulsión financiera, de consecuencias políticas y sociales. La precipitación de la movida quedó en evidencia ayer, cuando Massa le dijo al Grupo Clarín que pedirá una auditoría de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, de modo que la ANSES no participe en el canje si la operación no es beneficiosa. Pero en tal caso toda la operación carecería de sentido, porque el organismo previsional concentra el grueso de esos papeles. Un día el anuncio, otro el decreto, al siguiente el anexo y por último la auditoría. Es lo que hasta el siglo XIX se llamaba poner el carro delante de los caballos.

Desde la presidencia destacan la creación de empleo y la nueva baja de la desocupación medidas por el INDEC. Pero prefieren silenciar que 9 de cada diez empleos nuevos son informales y que ni unos ni otros aventajan a la inflación.

De verdad, fue grande

La nutrida concentración del 24 de marzo, declarado Día Internacional del Derecho a la Verdad, no quedó al margen de la disputa política por la inhabilitación para desempeñar cargos públicos de CFK. Nada menos que Graciela Fernández Meijide cuestionó que la fecha se politice con el reclamo contra la proscripción de la ex Presidenta. Fernández Meijide es la única dirigente que aprovechó la notoriedad alcanzada en la lucha por los derechos humanos para hacer política partidaria: disputó la candidatura presidencial de la primera alianza, de la que terminó por ser Ministra de Desarrollo Social. A diferencia de Emilio Mignone y Augusto Conte, que eran dirigentes políticos cuando fueron secuestrados sus hijos, GFM inició una carrera personal, basada en la politización del movimiento por los derechos humanos, que ahora repudia. Como cada año, los organismos definieron las consignas y el mensaje que se leyó en la Plaza de Mayo, pero eso no impidió que La Cámpora convocara a construir una Democracia sin Mafias, uno de los reclamos de la Vicepresidenta. Y si Estela Carlotto pidió no mezclar la agenda electoral con la fecha, la Asociación Madres de Plaza de Mayo, en su primer 24 de marzo sin Hebe de Bonafini, sostuvo lo contrario y denunció la proscripción de CFK. La realidad disolvió la fantasía de disociar ambos tópicos.

La interminable columna de La Cámpora, que como todos los años partió temprano desde la EXMA, atravesó la Ciudad para dirigirse a la Plaza de Mayo. Así lo destacó Cristina.

En cambio, el ex Presidente Maurizio Macrì volvió a descalificar los derechos humanos como un curro.

Le respondió el ministro del interior, Wado de Pedro.

Pero también hizo escuchar su opinión el jefe de gobierno porteño y precandidato presidencial de JxC, Horacio Rodríguez Larreta, cuyo padre fue uno de los secuestrados por la dictadura, aunque fue liberado pocos días después.

Es uno más de los temas en los que la oposición no logra un acuerdo mínimo.

Fuente: Somos Radio

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