Un equipo de científicos argentinos y extranjeros, liderados por el paleontólogo e investigador de CONICET Rodolfo Coria, descubrió el esqueleto de Barrosasuchus neuquenianus, un cocodrilo de la familia de los peirosáuridos que alcanzó los dos metros de longitud y habitó, hace 70 millones de años, en la región de Sierra Barrosa, en la provincia de Neuquén.
Si bien se trata de una especie de cocodrilos conocida hace décadas, la particularidad del hallazgo radica en que es la primera vez que se encuentra un ejemplar prácticamente completo (la única pieza faltante es la cola).
Según los investigadores, que publicaron el trabajo en la revista científica Cretaceous Research, el esqueleto representa un gran caudal de información al contar con el cráneo, el postcráneo, las mandíbulas, las patas, las manos, las costillas y las vértebras del cocodrilo peirosáurido.
“Está absolutamente todo: lo único que no tenemos es la cola”, señaló Coria, y agregó: “Encontrar ejemplares tan completos y tan bien preservados es muy extraño, especialmente de cocodrilos”.
Los peirosáuridos habitaron en la era cretácica y eran abundantes en toda América del Sur, especialmente en la región patagónica. El primer ejemplar de esta familia fue encontrado en Peirópolis, Brasil, hace setenta años.
Hasta el momento, la gran mayoría de los restos fósiles hallados eran apenas fragmentos. En ese sentido, Barrosasuchus es una oportunidad para profundizar el conocimiento en estos animales prehistóricos. Si bien el descubrimiento se dio a conocer este año, el ejemplar fue colectado en una campaña del año 2001 en la que participaron investigadores del Museo Carmen Funes de Plaza Huincul, Neuquén, y el Museo Royal Tyrrel de Paleontología de Canadá.
Fuente: InfoGEI
