El titular de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán, advirtió sobre el cierre de fábricas y el retroceso industrial. Llamó a resistir las políticas de desindustrialización y a defender la producción nacional como motor de soberanía y dignidad.
“Somos los primeros en sufrir el industricidio”
El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán, alertó sobre el impacto de las políticas económicas del gobierno de Javier Milei, a las que calificó como un “proceso de industricidio que cada día deja a más y más trabajadores en la calle”.
“Por ser el sindicato industrial más importante, somos de los primeros en sufrir las consecuencias”, subrayó el dirigente en declaraciones a AM 750.
Furlán detalló que recientemente cerró la fábrica Mustang Argentina, dedicada a la producción de herraduras, dejando a más de 50 trabajadores sin empleo. “Y esta situación se repite a diario. Otra más grave: SKF, en Pilar, una empresa de rodamientos con 90 años de historia, anunció que se va del país”, lamentó.
Una política que va a contramano del mundo
El dirigente sostuvo que la actual orientación económica pone en riesgo al sector productivo nacional y va en sentido opuesto al desarrollo global. “El país va claramente a contramano de la dirección que sigue el mundo. Tenemos una responsabilidad histórica: mostrar rebeldía frente a este proceso y sostener la industrialización, que es lo que le da dignidad al pueblo argentino”, enfatizó.
Para Furlán, la industria no solo genera empleo, sino también soberanía tecnológica y cohesión social, pilares esenciales para un proyecto nacional inclusivo.
Encuentro con Lula da Silva: una mirada regional sobre la industria
El titular de la UOM relató también su reciente reunión con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en el Palacio de Planalto. “Estuvimos 40 minutos hablando sobre la región y la política industrial. Coincidimos en que la industrialización es una política de soberanía para América Latina en un mundo en crisis”, expresó.
Furlán destacó que ambos mandatarios sindicales e industriales comparten la preocupación por la pérdida de trabajo calificado. “Hoy se disputa quién se queda con ese conocimiento productivo. No podemos permitir que la Argentina renuncie a su capacidad industrial”, concluyó.