Ignacio Ramonet analiza el impacto de la Super-Inteligencia Artificial Cuántica y cómo esta nueva ruptura tecnológica interpela a la izquierda ante los dilemas éticos, laborales y políticos del siglo XXI.
- Por: Ignacio Ramonet
Estamos viviendo un momento de gran confusión, de desconcierto, de incertidumbres múltiples. No hablo solo del momento geopolítico tan brutalista y repulsivo que nos está tocando vivir. No. Hablo de lo que nos está pasando en nuestra vida diaria de militante, de académico, de intelectual, de activista, de persona de izquierda comprometida con el deseo de construir, cada cual a su nivel, un mundo mejor, más igualitario, más justo y solidario.
Estamos en un período de increíble imprevisibilidad. De odio, de indignidad, de brutalidad, repito. Nos cuesta entender. Nuestras herramientas conceptuales se revelan, en parte, obsoletas. Nos cuesta explicar lo que nos está pasando.
Con prudencia, quizás pudiéramos avanzar que una de las causas de este pasmo actual es la nueva gran ruptura tecnológica que estamos viviendo y que, una vez más, está desbaratando el modelo de comunicación dominante —el de las redes sociales— al que ya nos estábamos acostumbrando para el bien y para el mal.
Como lo he dicho a menudo : toda gran ruptura en el ámbito de la comunicación acarrea —i-ne-vi-ta-ble-mente— disfuncionamientos y rupturas en el orden de las sociedades. Y pone en crisis un valor fundamental: la libertad.
Pensemos simplemente en los cambios decisivos de todo tipo que provocó la invención de la escritura ; o la expansión de la imprenta ; o la irrupción de Internet…
Mi tesis es que estamos viviendo uno de esos grandes cortes disruptivos y que debemos estar listos para enfrentarlo. Porque una vez más de lo que se trata es de dar la batalla por nuestros valores y nuestras libertades.
I. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?
El 7 de octubre pasado, el Premio Nobel de Física 2025 le fue concedido a tres científicos —John Clarke, Michel H. Devoret y John M. Martinis— por haber llevado a escala humana uno de los fenómenos más extraños del mundo cuántico: el efecto túnel.
El túnel cuántico ocurre cuando una partícula atraviesa directamente una barrera que, según la física clásica, sería infranqueable. Es como lanzar una pelota contra una pared y verla aparecer intacta al otro lado, sin que la pared ni la pelota sufran el menor daño. Este fenómeno, que está en la base del funcionamiento de los transistores —esos diminutos mecanismos que hacen posible, integrados en los microprocesadores, los algoritmos de la inteligencia artificial—, suele desvanecerse en sistemas más grandes. Por eso no vemos personas atravesando paredes en la vida cotidiana.
Sin embargo, en una serie de experimentos realizados en la Universidad de California, Berkeley, entre 1984 y 1985, Clarke, Devoret y Martinis demostraron que el efecto tunel podía manifestarse a escalas mayores. Los tres investigadores diseñaron circuitos electrónicos basados en superconductores, materiales capaces de conducir la corriente eléctrica sin resistencia.
Al emplear la superconductividad —otra de las propiedades más sorprendentes de la física moderna—, estos tres científicos mostraron cómo, bajo ciertas condiciones, la naturaleza puede romper de nuevo las reglas del sentido común y dar lugar a propiedades emergentes imposibles de explicar con una lógica simple de causa y efecto lineal, sino que solo tienen explicación cuando se tienen en cuenta los efectos cuánticos colectivos de millones de átomos.
Con estos descubrimientos, la física empezó a domesticar las rarezas del mundo cuántico (que cumple un siglo este año) y a convertirlas en herramientas tecnológicas. Eso sentó las bases de los actuales avances en computación cuántica. No por casualidad, tanto Devoret como Martinis han trabajado en los ordenadores cuánticos de Google, cuyos chips cuánticos se basan en los descubrimientos de estos científicos.
De hecho, la mayoría de los desarrollos actuales de procesadores y computadoras cuánticas de tipo comercial que fabrican Google, IBM, Microsoft y otras empresas electrónicas, están basados en circuitos cuánticos electrónicos superconductores hechos a partir de lo que desarrollaron Clarke, Devoret y Martinis.
Con sus descubrimientos, los tres nuevos Premios Nobel sentaron las bases de la llamada segunda revolución cuántica, o sea, la transición de la comprensión de las leyes cuánticas a su explotación para crear tecnologías radicalmente nuevas.
Los ordenadores cuánticos -aún en proceso de desarrollo y aún en fase experimental, pero ya existentes– son máquinas capaces de resolver tareas muy complejas en muy poco tiempo. Por ejemplo, el equipo del Prof. Martinis publicó -en la revista Nature– un gran avance. Su computadora cuántica de apenas unos cien cubits superó a la supercomputadora convencional más capaz del mundo. Resolvió una tarea en 200 segundos, cuando la supercomputadora convencional hubiera necesitado 10.000 años…
La computación cuántica permite, en particular, la ejecución de modelos avanzados de aprendizaje automático o de modelos extensos de lenguaje, indispensables para desarrollar la Super-Inteligencia artificial... De tal modo que la combinación de la computación cuántica y la inteligencia artificial optimiza los procesos de aprendizaje y genera nuevos algoritmos.
La unión de la inteligencia artificial y la computación cuántica está transformando radicalmente las tecnologías de la información y de la communicación (TIC) al permitir que volúmenes gigantescos de datos sean analizados y procesados con mayor eficiencia en un tiempo mínimo.
La Super-Inteligencia Artificial Cuántica –IA Cuántica– se define como un campo emergente de la tecnología que combina la superpotencia de la computación cuántica con las funciones cada día más espectaculares de la inteligencia artificial. Algunos analistas comparan este desafío con el «proyecto Manhattan» lanzado en secreto, en 1942, en Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial, para poner a punto la bomba atómica.
Recordemos que, el año pasado, dos científicos —el estadounidense John J. Hopfield y el británico Geoffrey E. Hinton— ganaron el Premio Nobel de Física 2024 por sus trabajos fundacionales en redes neuronales artificiales, que son la base del aprendizaje automático y de la inteligencia artificial moderna. Sus descubrimientos e invenciones han permitido crear sistemas informáticos capaces de memorizar y aprender de los datos para mejorar y acelerar la puesta a punto de patrones de la Inteligencia Artificial generativa.
II. EN COMPETICIÓN CON LA INTELIGENCIA HUMANA
La IA generativa es la gran revolución tecnológica y comunicacional de este momento. Es capaz de producir textos, imágenes, vídeos o audios a partir de una serie de instrucciones del usuario. Se apoya en el aprendizaje profundo (deep learning). Se trata de una estrategia dentro del campo de la IA que ha ganado relevancia en la última década y que consiste en aplicar algoritmos sobre gigantescas bases de datos para que extraigan patrones (modelos) con los que hacer predicciones o tomar decisiones. Como sabemos, la IA aprende de los datos. Los datos se han convertido en la materia prima estratégica de nuestro tiempo.
Los entrenamientos de aprendizaje se construyen en base a las redes neuronales artificiales. Al igual que el cerebro humano está construido con 86 mil millones de neuronas que realizan billones de conexiones entre ellas, una red neuronal artificial está construida a base de los miles de nodos de red que se conectan entre sí.
La IA está en competición con la inteligencia humana. Y ha ido franqueando barreras. Primero se pensaba que la IA nunca podría derrotar a una mente humana en el juego de ajedrez, por la complejidad y la creatividad de este juego. Pero el 11 de mayo de 1997, la computadora Deep Blue, de IBM, derrotó al campeón del mundo Garry Gasparov.
Luego se dijo que la IA nunca derrotaría a la inteligencia humana en el Juego de Go, por la excepcional complejidad de éste. Hasta que, el 12 de marzo de 2016, el programa AlphaGo, de la filial DeepMind de Google, derrotó al campeón del mundo de Go, el sudcoreano Lee Sedol.
Y ahora se cree que la IA podría incluso ganar un Premio Nobel de Física en menos de diez años… Porque, en principio, no hay problema para que una máquina diseñe a otra máquina, un sistema genere otro sistema, y así sucesivamente hasta que la primera contribución humana no sea más que un lejano recuerdo…
La IA Cuántica está reduciendo grandemente el tiempo de entrenamiento automático, el llamado aprendizaje profundo (deep learning) para comprender y generar lenguaje humano de forma natural.
Estos modelos son capaces de realizar tareas como responder preguntas, traducir, resumir, escribir códigos y generar incluso contenidos creativos a partir de las instrucciones que reciben. La diferencia principal con otros modelos es su gran tamaño, que les permite capturar matices complejos del lenguaje. Hasta hace poco se necesitaban meses o semanas para obtener ese entrenamiento. Actualmente ya solo se necesitan minutos para crear nuevos asistentes de IA altamente especializados en diferentes temas complejos, técnicos o incluso experimentales ; y para que éstos —devenidos chatbots— respondan de forma instantánea.
Uno de los desarrollos más esperados es la creación de nuevos algoritmos que, apoyados en la computación cuántica, redefinan -repito- los modelos de Inteligencia Artificial vigentes.
Del mismo modo que la introducción de las Unidades de Procesamiento Gráfico (GPU) supuso el despegue de la IA moderna, la computación cuántica abrirá la puerta a diseños revolucionarios y desconocidos hasta ahora. Y provocará una aceleración espectacular de la robóticaen muchos ámbitos (comunicación, finanzas, medicina, construcción mecánica, industrias militares, artes, investigación, predicción meteorológica).
Cuando se multipliquen los nuevos algoritmos cuánticos, cambiará radicalmente la IA actual. No solo serán algoritmos más rápidos, sino que aprovecharán ventajas propias del hardware cuántico. Y eso está sucediendo AHORA. Estamos viviendo una nueva gran ruptura tecnológica semejante a lo que representó, en 1989, la invención de la Web, el Internet moderno.
III. IMPERIOS TECNOLOGICOS Y ALIANZAS ESTRATÉGICAS
En ese sentido,el 22 de septiembre de 2025, las empresas del alta tecnología NVIDIA y OpenAI anunciaron la firma de una carta de intención para establecer una alianza estratégica histórica con el fin de implementar al menos 10 gigavatios de sistemas de nuevos microprocesadores NVIDIA para la infraestructura de IA de última generación de OpenAI, destinados a entrenar y operar su próxima generación de modelos, como paso previo a la implementación de la superinteligencia artificial. Conviene recordar que los nuevos microprocesadores de Nvidia, los Blackwell (cuya exportación a China está prohibida por el presidente Donald Trump), ya poseen un rendimiento computacional entre cien y mil veces superiores a los demás procesadores digitales de última generación…
Por otra parte, ¿qué significa «10 gigavatios de sistemas IA«? Un gigavatio (GW) es una unidad de potencia que equivale a 1.000 megavatios, o a mil millones de vatios. Un solo gigavatio es capaz de aportar energía a más de 700.000 hogares. El gigavatio suele ser utilizado como unidad en plantas o redes eléctricas de gran magnitud. Por mencionar un ejemplo, la Presa de las Tres Gargantas, en China, considerada como la planta hidroeléctrica más grande del mundo, posee una capacidad instalada de 22,5 GW. El acuerdo Nvidia- OpenAI supone pues casi la mitad de la energía producida por la presa de la Tres Gargantas…
Como respaldo a esta implementación, que incluye el centro de datos y la capacidad energética, NVIDIA tiene previsto invertir hasta 100 000 millones de dólares en OpenAI conforme se vayan implementando los nuevos sistemas NVIDIA. La primera fase está prevista para la segunda mitad de 2026.
Nvidia es el rey de los mejores chips de IA. Es la mayor compañía del mundo por capitalización bursátil, su capitalización bursátil alcanza (en octubre de 2025) 4,2 billones de dólares (o sea, 4,2 millones de millones de dólares), cuota jamás alcanzada por otra empresa.
OpenAI es la creadora del popular ChatGPT. La empresa de inteligencia artificial OpenAI ha firmado durante este año compromisos por aproximadamente un billón de dólares para asegurar la capacidad computacional necesaria para operar sus modelos de IA.
La IA se está convirtiendo en clave para las tecnológicas, pero también está forzando a estas empresas a llevar a cabo multimillonarias inversiones. A lo largo del verano pasado, los «7 Magníficos» : Microsoft, Meta, Alphabet, Amazon, Apple, Oracle y Tesla han anunciado un aumento de la inversión, que podría rondar los 400.000 millones de dólares anuales.
Estos acuerdos han provocado reacciones espectaculares en Wall Street. El valor de mercado de Oracle, por ejemplo, saltó a 244.000 millones de dólares después de que su acuerdo con OpenAI se hiciera público el mes pasado. Las acciones de AMD subieron casi un 24%, aumentando su capitalización de mercado en 63.000 millones de dólares. Las acciones de Nvidia han aumentado de 3.000% desde 2020.
Las masas de dólares invertidas son tan enormes que la especulación financiera se ha desbocado. Y muchos analistas temen que se esté constituyendo una «burbuja AI» y que su estallido cause una crisis financiera semejante a la que produjo el estallido de la «burbuja Internet» en el año 2000.
En todo caso, OpenAI y sus socios apuestan por un crecimiento exponencial continuo del uso de IA. La empresa espera multiplicar sus ingresos actuales en 12.000 millones de dólares en los próximos años lanzando nuevos productos y duplicando el número de suscriptores de pago en ChatGPT.
Los gigantes de la Silicon Valley están invirtiendo miles de millones de dólares en equipos dotados de IA. Las empresas están aprendiendo a utilizar esos equipos a marchas forzadas porque saben que se juegan su porvenir y su sobrevivencia.
Actualmente, en EEUU, toda empresa sospechosa de no adoptar rapidamente la IA es atacada en Bolsa, como lo fue Accenture -multinacional de servicios profesionales que ofrece consejos de gestion y de uso de tecnología a empresas del mundo entero -tiene unos 780.000 empleados en unos 50 países- cuya acción ha perdido el tercio de su valor desde principios de año.
IV. LA MADRE DE TODAS LAS TECNOLOGÍAS
Recordemos que ChatGPT se lanzó el 30 de noviembre de 2022, o sea hace apenas tres años.Y hoy, ChatGPT ha alcanzado 800 millones de usuarios activos cada semana, situándose como uno de los productos de inteligencia artificial más utilizados en el mundo. Este crecimiento exponencial, refleja el interés cada vez mayor por la Inteligencia Artificial conversacional.
A pesar de toda esta montaña de centenares de miles de millones de dólares de inversión en las tecnologías de IA en Estados Unidos, hay que recordar que en China, DeepSeek sorprendió al mundo, en enero 2025, con su agente R1 de IA y chatbot, con una inversión mínima realizada por una pequeña empresa… Fue lo que se llamó «el momento Sputnik» de la Inteligencia Artificial…
Solo dos países en el mundo dominan las tecnologías de la inteligencia artificial : Estados Unidos y China. En esta carrera no participan ni Rusia, ni Japón, ni el Reino Unido, ni la Unión Europea… Y existe una rivalidad tecnológica abierta entre Washington y Beijing sobre quien dominará finalmente la IA, la madre de todas las tecnologías.
Donald Trump prohibe, como dijimos, la exportacion a China de semi-conductores y chips de última generación. Y Beijing limita la exportación a Estados Unidos de tierras raras indispensables a la fabricacion de los semi-conductores…
La Inteligencia Artificial (IA) plantea muchos problemas a nuestras sociedades. Problemas ecológicos, de discriminación; de transparencia; además de los enormes riesgos de desinformación y manipulación a través de tecnologías como los deepfakes. La IA generativa puede crear contenido simulado muy convincente que puede usarse para difundir noticias falsas, influir en elecciones y dañar reputaciones.
Otros desafíos incluyen la privacidad de los datos, la ciberseguridad, la dependencia tecnológica y dilemas éticos sobre la autonomía, la «humanización» de las máquinas, y el uso de la IA en áreas como las armas letales.
La proliferación de centros de datos que albergan servidores de IA produce desechos de equipos eléctricos y electrónicos. Además, dependen de minerales críticos y elementos raros que a menudo se extraen de forma insostenible (coltán). Y utilizan cantidades masivas de electricidad, lo que emite más gases de efecto invernadero que calientan el planeta y aceleran el cambio climático. La IA actual requiere una infraestructura energética masiva y en constante crecimiento para funcionar, a medida que mejoran los modelos de IA a gran escala. Un informe reciente (The Shift Project) demostró que las necesidades de electricidad de los centros de datos podrían triplicarse para 2030, lo que también implica un aumento anual del 9 % en las emisiones de gases de efecto invernadero…
Por otra parte, la inteligencia artificial (IA) está afectando fuertemente nuestras vidas cuando ya padecemos una dependencia excesiva de la tecnología. Y cuando ya tenemos un severo problema con el mal uso en general que hacemos con esas tecnologías.
V. LA IZQUIERDA Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Con respecto a las nuevas tecnologías, debemos admitir que muchos compañeros y compañeras de izquierda tenemos un problema con las tecnologías emergentes.
Existe una tendencia antigua y generalizada a confundir la tecnología con el sistema capitalista y con la matriz particular de relaciones de poder en la que se desarrolla.
En este sentido, la IA se analiza a veces como un fenómeno totalmente negativo en el contexto de las relaciones sociales capitalistas : un conjunto de tecnologías desplegadas por la clase dominante en su propio interés para degradar y sustituir el trabajo humano.
Para una parte de la izquierda, la IA se convierte simplemente en un sustituto de los oligarcas, el capitalismo de plataformas o el Estado vigilante, es decir, un montón de basura malvada que hay que rechazar.
Por eso, en relación con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), conviene recordar que, en el transcurso de la lucha revolucionaria, Fidel Castro, en Cuba, siempre les prestó una atención priorizada. Desde el mismo triunfo de la Revolución cubana se puso de manifiesto la capacidad de Fidel para estar al tanto de los últimos adelantos de las tecnologías relacionadas con la información y la comunicación y las telecomunicaciones. Fidel pensaba claramente en la necesidad de poner esos avances a disposición del desarrollo de Cuba.
Es así como a mediados de la década de 1960 toma impulso la formación del personal en el campo de la computación en la Educación Superior. La enseñanza de la Informática también constituyó una estrategia nacional desde la primera mitad de la década de 1970. En visita al Centro de Investigaciones Digitales (CID), adscripto a la Universidad de La Habana, en 1972, Fidel expresó: «Compañeros, he venido aquí después de ver aquella computadora, —se refería a la IRIS 50—para solicitarles que hagan muchas computadoras para que el pueblo, los estudiantes puedan tener acceso a ellas, estudiarlas, aprender la computación. Somos un país sin recursos naturales ; pero tenemos un recurso muy importante : la inteligencia del cubano, y tenemos que desarrollarla. La computación logra eso y estoy convencido de que los cubanos tenemos una inteligencia especial para dominar la computación«.
Fidel alentó el programa de los Joven Club de Computación y Electrónica, iniciado el 8 de septiembre de 1987. Y comentó que «una sociedad que no se prepara para el uso de la computación está liquidada«.
En 1996, Fidel logró el acceso de Cuba a Internet a pesar del bloqueo. Y en el marco de los múltiples programas de la Batalla de Ideas, impulsó el uso de las TIC en Cuba. Se incrementó el acceso a Internet y la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) se inauguró en 2002.
También hay que tener en cuenta que Carlos Marx argumentó que la tecnología no se desarrolla bajo el capitalismo para mejorar la sociedad o para «aligerar el trabajo», sino para producir plusvalía o beneficios para el capital. Por lo tanto, dice Marx, el capital no utilizará la tecnología a menos que ésta pueda realizar tareas más baratas que la mano de obra más barata disponible.
Desde esta perspectiva, debe quedar claro que el capital tiene hoy un gran interés en automatizar el alto costo de la mano de obra técnica y profesional, es decir, las formas de trabajo aparentemente más vulnerables a la actual disrupción de la IA.
VI. UN APOCALIPSIS DEL EMPLEO
Las más temidas consecuencias que la IA podría tener en nuestras sociedades conciernen sobre todo el mercado laboral. Y eso está encendiendo las alarmas. Algunos expertos hablan ya de «Apocalipsis del empleo». Porque muchos estudios advierten de la probabilidad de que la IA y los «robots intelectuales» reemplacen decenas de millones de empleos.
En muchos casos, la IA tenderá a sustituir el trabajo intelectual de los seres humanos. En las economías avanzadas, alrededor de un 60% de los empleos pueden verse afectados por la IA. Todas las tareas repetitivas serán inexorablemente sustituidas por la IA.
Según algunos estudios de la ONU, 980 millones de empleos en todo el mundo van a verse afectados de alguna manera por la nueva tecnología IA en un año. O sea, el 28% de la fuerza laboral planetaria.
Estamos ante unos cambios gigantescos, de magnitudes parecidas a los que siguieron a la revolución industrial del siglo XIX. Esta es una revolución industrial que está creciendo exponencialmente. «La IA va a sustituir literalmente la mitad de todos los ejecutivos de EEUU«, ha declarado, por ejemplo, Jim Farley, presidente de Ford. Marc Benioff, patrón de Salesforce, la empresa número 1 del mundo en gestion de la relación cliente (CRM), acaba de afirmar: «La IA nos está permitiendo ganar un 30% más de productividad en materia de ingeniería. Ya no vamos a contratar más programadores. Ese trabajo lo hace ahora la IA. Somos los últimos patronos de empresa en gestionar solamente a humanos. A partir de ahora deberemos dirigir a humanos y a criaturas de IA«
La perspectiva de una automatización generalizada del trabajo «mental», «intelectual» o «cognitivo» podría iniciar un proceso de «proletarización» de la «clase profesional-gerencial», o al menos de parte de ella.
Incluso si estos trabajadores acaban por pasar a nuevos sectores, la transición no siempre será fácil y puede ser políticamente inestable (como vimos en las zonas desindustrializadas del Rust Belt en Estados Unidos, afectadas por altos niveles de desempleo, que se pasaron electoralmente, en gran número, a Donald Trump).
La IA podría golpear directamente el corazón de una de las principales fuentes de estabilidad capitalista a lo largo de más de un siglo: los trabajadores de clase media, los ejecutivos de las empresas y de la banca, relativamente estables que disfrutan de salarios decentes y de cierta autonomía en el trabajo, y que (en su mayoría) consideran que sus intereses están alineados con los del capital.
Otros analistas describen a OpenAI y otros actores poderosos de las nuevas tecnologías como imperios : durante el colonialismo, los imperios se apoderaron de territorios y extrajeron recursos, explotaron a la mano de obra subyugada y proyectaron ideas racistas y deshumanizadoras de su propia superioridad y modernidad para justificar la explotación y la imposición de su orden mundial. La metáfora es muy acertada. Aunque sostienen también que, en este momento crucial, todavía es posible «recuperar el control sobre el futuro de esta tecnología».
La IA podría transformar radicalmente las relaciones entre el trabajo y el capital, y nuestra forma de vivir, trabajar y pensar. Esta lucha podría configurar el terreno del capitalismo durante las próximas décadas.
Se necesitarán pensadores, teóricos sociales y sindicalistas tanto como economistas, visionarios tecnológicos o expertos en informática.
Sin una izquierda que piense seriamente en configurar activamente el futuro de la IA, nos veremos obligados a limitarnos a reaccionar ante un futuro oscuro creado por los oligarcas tecnológicos.
VII. LAS REDES SOCIALES AHORA SON DE DERECHA
La realidad es que, como decíamos, con esta aceleración de la IA, las redes sociales van a poder manipular y desinformar con mayor eficacia.
El 4 de septiembre pasado, Donald Trump se reunió en la Casa Blanca con una treintena de grandes oligarcas de las principales firmas tecnológicas gigantes de vanguardia de EEUU (excepto Elon Musk): las BIG TECH. Ahí se habló de la necesidad de «americanizar» TikTok. Y, de hecho, ahora TikTok ya se ha vuelto de derechas. La red social de mayor crecimiento en el mundo y la más popular entre los jóvenes, operará finalmente en EE UU bajo una empresa segregada de la matriz china, pero con una junta directiva controlada por la Casa Blanca.TikTok es una plataforma especialmente implantada entre los menos de 30 años, y sirve como correa de transmisión de ideas y mensajes para un segmento de población mayormente ajena a los otros medios de comunicación. En España, por ejemplo, Vox tiene unos 750.000 seguidores en TikTok, más del doble que PSOE (150.000), Sumar (85.000) y PP (70.000) juntos.
TikTok es la última gran red social en dar ese giro conservador. Ya lo hicieron Facebook e Instagram cuando, al poco de ganar Trump las elecciones en noviembre de 2024, su dueño, Mark Zuckerberg, se convirtió en un simpatizante del movimiento MAGA. Dos años antes, Elon Musk convirtió Twitter en X, una plataforma cuyo algoritmo da especial visibilidad a publicaciones racistas, engañosas o que apoyan a candidatos ultraderechistas de todo el mundo.
Ahora todas las plataformas masivas de redes sociales de Estados Unidos están controladas por la derecha. Las grandes plataformas digitales han dejado de ser solo empresas tecnológicas : son actores políticos con un sesgo claro, una extensión del poder de los Estados. Que hoy estén mayoritariamente controladas por ultraconservadores significa que esos sectores han comprendido que las redes sociales y su imponente capacidad para redefinir la comunicación y la conversación global han sido y son herramientas indispensables en su conquista del poder.
VIII. ISRAEL Y LA HASBARA
A principios del mes de octubre pasado, en Nueva York,cuando se debatía la necesidad de «americanizar» TikTok, el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, afirmó, ante un grupo de influencers, que las redes sociales son el “arma más importante” y que controlar TikTok era “decisivo”. En esa reunión, Netanyahu añadió : «La compra más decisiva que se está llevando a cabo ahora mismo es la de TikTok… Espero que se concrete porque puede ser trascendental… Las armas cambian con el tiempo, y hoy las más importantes son las redes sociales”.
Netanyahu sabe de lo que habla. Porque sus servicios de propaganda han utilizado masivamente las redes sociales para defender su punto de vista pro-israelí en el escenario mundial. El genocidio de Israel contra los palestinos de Gaza es un ejemplo contundente de la movilización estratégica del espacio informativo en apoyo de operaciones militares.
Israel ha integrado la dimensión informativa en su estrategia para tratar de convencer a la opinión pública internacional de la legitimidad de sus acciones.
La batalla informativa, la lucha por el sentido, la guerra cognitiva, la imposición de una narrativa dominante se han convertido en elementos estratégicos fundamentales en las operaciones militares contemporáneas. Los esfuerzos realizados a nivel político para justificar los crímenes de guerra de Israel y su posición con respecto a Palestina forman parte de lo que los israelíes denominan hasbara. La hasbara se sitúa a medio camino entre la diplomacia pública y la propaganda.
En los últimos años, la hasbara ha estado bajo la responsabilidad de diferentes administraciones en Israel. Incluso se le dedicó un Ministerio, encargado de la coordinación estratégica y las relaciones con los medios de comunicación.
La Cancillería solicitó en 2025 que se le asignara un presupuesto de 150 millones de dólares para la propaganda; también convocó a decenas de ONG implicadas en la hasbara a una conferencia con la missión de fijar los objetivos de la «guerra informativa proisraelí».
El Ministerio de Defensa también participa en estas discusiones. El ejército israelí dispone de una gran autonomía en este sentido, debido al papel que desempeña la Unidad del portavoz de Ejército. Con una sala de redacción que funciona las 24 horas del día y una plantilla de más de mil personas, se encarga de la comunicación operativa y de responder a las solicitudes de los periodistas nacionales y extranjeros.
La ONG StandWithUs, por ejemplo, participa en la diplomacia pública israelí desde 2001. Subvencionada por el Estado, es una de las organizaciones sionistas más influyentes, con más de 18 oficinas en todo el mundo y un presupuesto anual de más de 25 millones de dólares.
Entre las iniciativas de la sociedad civil israelí en favor de la propaganda del regimen, la ONG Israeli Spirit fue una de las primeras en surgir tras el 7 de octubre de 2023.
Cuenta con cerca de 25.000 voluntarios para llevar a cabo operaciones informativas defensivas, en particular contra Hamás. También fue la primera en crear bases de datos en Google Drive con narrativas para difundir masivamente en las redes sociales. Esta organización se estructuró rápidamente y encontró el apoyo del gobierno israelí.
El Foro para la Defensa y la Seguridad de Israel (IDSF) agrupa a más de 20.000 oficiales y comandantes de reserva o veteranos del ejército israelí. A través de la agencia B&K, especializada en comunicación estratégica a escala de la Unión Europea, se ha puesto en contacto con centenares de investigadores de think tanks y de institutos de investigación europeos para presentarles las narrativas israelíes.
Para ello, el Foro ha elaborado informes semanales, al tiempo que ha proporcionado a los investigadores identificados videos informativos y material documental.
IX. ¿CÓMO FUNCIONA LA DESINFORMACIÓN HOY?
Los algoritmos de la Inteligencia Artificial promueven lo que suscita mayor atención en los consumidores de contenidos de redes sociales, porque eso genera más ganancias a través de la venta de publicidad. Y a ese respecto, todos los estudios demuestran que los mensajes de extrema derecha provocan muchas más interacciones, muchas más polémicas, tanto a favor como en contra, y eso hace que los algoritmos refuercen y promuevan más esos contenidos de derechas. Se estima que el 62% de la información que circula en la redes sociales es falsa. Y peor aún, que el 70% de los que reciben esta información falsa la comparten sin verificar…
Al promover el odio contra las mujeres, los inmigrantes y la población LGTB, al apelar a las pasiones más viscerales de la ciudadanía, la violencia y el insulto, el modelo de negocio de las principales redes sociales está directamente relacionado con la capacidad de Donald Trump y de las extremas derechas del mundo para movilizar a sus votantes.
Se normalizan discursos que antes eran marginales, se amplifica la polarización y se alimenta una sensación de desconfianza hacia la prensa, la democracia, la política, las instituciones o la ciencia. Se crea así un paisaje mediático donde la desinformación y el conspiracionismo circulan con más fuerza. Es una deriva que convierte a las redes en trincheras ideológicas y debilita el espacio común de diálogo que necesitan las sociedades democráticas.
El caso de TikTok nos enseña que Donald Trump seguirá apelando a la Seguridad Nacional para interferir y controlar la vida pública de los ciudadanos, sentando las bases para un giro hacia el autoritarismo y la vigilancia política del contenido de los medios libres, lo que acaba con todo atisbo de un Internet libre.
Con esta situación, el riesgo para los medios de comunicación aún libres es mayor que nunca..
No es una exageración : desde hace unas semanas Google ha introducido en sus resultados de búsqueda resúmenes automáticos (AI overviews) que muestran un extracto del contenido de múltiples fuentes directamente en la página de resultados, sin necesidad de que el usuario haga clic para leer el artículo completo.
Según informan varios estudios estos resúmenes están provocando caídas muy significativas en las tasas de clics hacia los artículos originales en los sitios web de los medios de prensa.
No solo ocurre con los medios digitales : foros, redes sociales y sitios como Wikipedia también acusan la caída. Hay estudios que dicen que solo el 1% de los usuarios de resúmenes IA acaba llegando a la fuente original.
Ahora que habíamos cambiado nuestra forma de trabajar para adaptarnos a Google, nos vuelven a cambiar las reglas del juego.
A mediados de octubre pasado, Google fue más lejos, activó, para Europa, en su buscador el ModoIA. Desde la irrupción de la IA, las búsquedas en Google han caido por primera vez. Wikipedia está en caída libre. Ahora OpenIA, la creadora de ChatGPT, anuncia que va a lanzar su propio navegador Web impulsado por IA. El reinado de Google Chrome comienza a declinar…
En definitiva, los lectores, al encontrar lo que buscan directamente en el resumen realizado por IA, ya no sienten la necesidad de visitar la página de origen. Y para los medios esto supone un doble problema : por una parte, pérdida de ingresos publicitarios o de suscripciones, porque al no generarse tráfico desde los buscadores, se reduce la monetización. Por otra parte, hay preocupación por la visibilidad de sus marcas : si los usuarios consumen contenido sin ver el artículo original, el reconocimiento del medio se debilita.
La degradación de la calidad informativa (y democrática) comenzó el día en que los medios cedieron la autopista informativa y se inició un proceso de degeneración progresiva del ecosistema virtual. Hoy, en las redes, reina la desinformación, la manipulación, las fake news, la post-verdad, las verdades alternativas, el conspiracionismo, los discursos de odio.
X. PRODUCIR TEORÍA
Cada día es más dificil informarse. Reina la confusión, la desconfianza, la mentira. Este es, con el auge irresistible de la Inteligencia Artificial, un nuevo y capital desafío para las izquierdas. Las cuales están, sin duda, del buen lado de la Historia pero siguen teniendo dificultades para imponer su narrativa.
De ahí la imperativa necesidad de repensar la comunicación, de afinar las narrativas, de relanzar la batalla de ideas, de ganar la guerra cognitiva. Y, con más urgencia que nunca, ponerse -sobre estas cuestiones- a producir teoría, a producir teoría, y a producir teoría.
Documentos consultados:
- «La pérdida de empleos por la IA es una amenaza grave», por H. Buck y M. Huber, Jacobin, Nueva York, julio de 2025.
- El imperio de la IA. Sam Altman y su carrera por dominar el mundo, de Karen Hao, Ediciones Península, Barcelona, 2025.
- Entrevista con Karen Hao: «La industria de la Inteligencia Artificial es un imperio colonialista», Wired, 21 de junio de 2025.
- «Israel contra Hamás : investigación sobre las estrategias de una guerra informativa sin fin», por Amélie Ferey, Le Grand Continent, París, 8 de octubre de 2025.
Autor: Ignacio Ramonet | Periodista y catedrático español de Teoría de la Comunicación. Es una de las figuras más destacadas del pensamiento crítico contemporáneo y del análisis de los medios de comunicación.
