El socialista obtuvo 179 votos a favor, tres más que la mayoría absoluta, y 171 en contra. “Declaro otorgada la confianza del Congreso a don Pedro Sánchez”, anunció la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol.
El líder socialista Pedro Sánchez fue reelecto este jueves presidente del Gobierno español al frente de una coalición con partidos de izquierda e independentistas, en un país profundamente dividido por su compromiso de conceder una ley de amnistía a independentistas catalanes a cambio de su apoyo en esta investidura.
Sánchez obtuvo 179 votos a favor en el Congreso de los Diputados, tres más que la mayoría absoluta, y 171 en contra, anunció la presidenta de la Cámara, la socialista Francina Armengol, luego de un intenso debate de investidura, donde arreciaron las críticas y advertencias.
“Declaro otorgada la confianza del Congreso a don Pedro Sánchez”, anunció Armengol tras la votación, en el segundo y último día de la sesión especial de investidura, informó la agencia de noticias AFP.
En el poder desde 2018, Sánchez, de 51 años, tenía garantizados los votos de esos 179 diputados gracias a alianzas que durante semanas tejió con otras agrupaciones con representación en el Parlamento.
Sánchez jurará o prometerá su cargo ante el rey Felipe VI en una ceremonia que se celebrará en el Palacio de la Zarzuela este viernes a las 10 horas (6 de Argentina), informó la Casa Real.
De esta forma, el actual presidente en funciones volverá el viernes a ocupar el cargo con todas las atribuciones, que quedaron en suspenso cuando a horas de perder las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo tomó la decisión de disolver la Legislatura y convocar a elecciones anticipadas para el 23 de julio, para “someter nuestro mandato a la voluntad popular”.
El Partido Socialista español (PSOE) quedó segundo en esos comicios de julio, por detrás del opositor y derechista Partido Popular (PP) de Alberto Núñez Feijóo, quien recibió encargo de formar Gobierno antes que Sánchez, pero no fue capaz de reunir una mayoría en el Congreso de los Diputados. Su alianza con el partido de ultraderecha Vox no le alcanzó para llegar a la investidura y fue refractaria para cerrar acuerdos con otras fuerzas.
En las últimas semanas, Sánchez negoció hasta sellar acuerdos con varios grupos regionalistas de Cataluña, Galicia y el País Vasco, cuyo apoyo le resultaba crucial a falta de una mayoría clara en el Parlamento.
Pero el más trascendental fue el que logró con los catalanes de Esquerra Republicana (ERC) y, sobre todo, con Junts pero Catalunya (Junts), para el que el PSOE tuvo que negociar abiertamente con el expresidente catalán Carles Puigdemont, que vive en Bélgica desde hace seis años para eludir su procesamiento por liderar un intento fallido de secesión de Cataluña en 2017.
Puigdemont aceptó, tras intensas negociaciones, apoyar la reelección de Sánchez, y a cambio obtuvo de los socialistas el compromiso de la próxima aprobación de una ley de amnistía para cientos de independentistas procesados, que debería permitirle regresar a España.
Al exponer el miércoles ante los diputados las prioridades de su nueva legislatura, Sánchez defendió la necesidad y constitucionalidad de este acuerdo con el partido Junts, pese a que se había opuesto a la amnistía en el pasado.
Esto es necesario para “cerrar las heridas” abiertas por la crisis de 2017, afirmó el presidente del Gobierno, asegurando que quiere garantizar “la unidad de España por la vía del diálogo y del perdón”.
El socialista prometió actuar como “un muro” frente a la “agenda reaccionaria” que representan las “derechas retrógradas” del PP y del partido de extrema derecha Vox.
De todos, el miércoles la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, advirtió durante el debate de investidura que su formación votaría a favor de Sánchez, pero no le apoyará ninguna iniciativa si no hay avances en lo acordado entre ambas fuerzas la semana pasada.
Noguera ratificó además que Junts sigue apostando por la independencia de Cataluña. “Se lo digo ahora, porque está a tiempo de desistir”, advirtió la legisladora independentista catalana, pero el líder del PSOE no desistió.
Promesas
Sánchez anunció una serie de medidas dirigidas a los sectores populares, entre ellas la rebaja del IVA de los alimentos hasta junio de 2024 y la gratuidad, a partir del 1 de enero, del transporte público para todos los menores y jóvenes y para las personas desempleadas.
Asimismo, se comprometió a destinar 10 euros a la lucha contra la violencia machista por cada euro que un gobierno autonómico municipal retire de lo destinado a su prevención y eliminación.
Además de la amnistía para los independentistas catalanes implicados en la tentativa secesionista de Cataluña en 2017, Sánchez quiere impulsar “un nuevo modelo de financiación” que refuerce la autonomía de las regiones españolas.
Este compromiso político delicado se traducirá en la anulación de una parte de la deuda de las regiones con el Estado central, empezando por 15.000 millones de euros de la deuda del gobierno catalán.
En cuanto al posicionamiento internacional de España, el jefe del gobierno aseguró que mantendrá su apoyo a Ucrania “hasta que el último soldado ruso abandone un país que quiere ser libre y europeo”.
Por otra parte, prometió trabajar “para que Europa, y por supuesto, España” reconozca al Estado palestino, en virtud de una resolución no vinculante adoptada en 2014 por el Congreso español y que había quedado en nada.
El PP acusa a Sánchez de haber pactado la amnistía con el único objetivo de mantenerse en el poder a toda costa, y dice que el acuerdo pone en riesgo la integridad territorial de España.
Rechazada por la mayoría de los españoles, según varios sondeos de opinión, esta amnistía llevó el domingo a cientos de miles de personas a salir a la calle en respuesta a una convocatoria del PP.
Para el sábado está prevista en Madrid una nueva manifestación, en la que participarán dirigentes del PP y de Vox.
El miércoles por la noche, 15 personas fueron detenidas por alterar el orden público y enfrentarse a la policía, según la Delegación del Gobierno en Madrid.
Como consecuencia de estas tensiones, más de 1.600 policías se desplegaron de nuevo el jueves en torno al Congreso de los Diputados, completamente acordonado desde el miércoles por las fuerzas del orden.
En este contexto, Sánchez pidió el miércoles a la oposición que sea “responsable” y no aproveche la situación para crear tensión en las calles.
Pedro Sánchez, un audaz piloto de tormentas que hace culto de su capacidad de “resistencia”
La astucia y el cálculo estratégico son dos de los principales atributos del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, quien fue investido para un nuevo mandato tras un audaz adelantamiento de las elecciones generales en el mejor momento del opositor Partido Popular (PP) y la negociación de una polémica ley de amnistía con el independentista catalán Carles Puigdemont, que divide a la sociedad.
“Aprendí a esforzarme hasta que el árbitro pita el final del encuentro”, aseguró este gran aficionado al básquet, de 51 años, en una autobiografía titulada “Manual de resistencia”, lo que explica su ascenso desde 2014, cuando llegó a la secretaría general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con 44 años y en plena crisis de representatividad de los partidos tradicionales, y en cuatro años llegó a la conducción del país, a partir de 2018.
Las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo de este año fueron ampliamente ganadas por el PP y sus aliados de extrema derecha de Vox, pero lejos de amilanarse, el líder socialista observó que las diferencias en cada distrito no eran insalvables y tomó la decisión de adelantar al 23 de julio las elecciones previstas para diciembre, para “someter nuestro mandato a la voluntad popular”.
No fueron pocos los que consideraron que era una jugada osada, pero “Pedro, el guapo”, como lo llamaban sus compañeras de militancia, sabía lo que hacía.
En la noche de esas elecciones el PSOE festejó su segundo puesto como una victoria. Sabía que para el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, la alianza con Vox eran la única opción y a la vez un techo que le impediría negociar los respaldos necesarios para ser investido.
Tras el fracaso de la investidura de Feijóo, Sánchez multiplicó las conversaciones para formar la mayoría con la que hoy fue electo, primero con la coalición de partidos de izquierda agrupados en Sumar y con los independentistas gallegos, vascos y catalanes, entre estos la formación de Carles Puigdemont, Junts per Catalunya, con quien se negociaron los términos de una ley de amnistía para los separatistas procesados por la justicia española, principalmente por su implicación en la tentativa de secesión de Cataluña en 2017.
Sánchez se opuso en el pasado a esta medida, pero ahora se comprometió a hacerla votar en las próximas semanas, a pesar de las tensiones que despertó el proyecto en el país.
Con los apoyos ya garantizados para ser investido por una mayoría absoluta de los diputados, Sánchez “ha alcanzado lo que quería”, señaló a la agencia AFP Paloma Román, politóloga de la Universidad Complutense de Madrid, quien consideró, sin embargo, que “la legislatura será complicadísima” para el jefe del ejecutivo.
Los cambios de rumbo son una constante en la carrera política de Sánchez, lo que le ha permitido revertir situaciones difíciles en más de una ocasión, como el revuelo que levantaron los indultos parciales de 2021 a los dirigentes catalanes presos por la intentona secesionista de 2017, que rápidamente pasaron al olvido.
Esa es la apuesta de Sánchez para este nuevo mandato, que la gestión permita atenuar el mal clima que genera la amnistía, aunque en este caso el enojo social y el fogoneo de la oposición de derecha es más fuerte.
Este madrileño, nacido el 29 de febrero de 1972, que cursó Economía en Madrid y Bruselas, también logró revertir una crisis partidaria cuando, a dos años de asumir la secretaría general del PSOE, sufrió en 2016 uno de los peores reveses electorales de la historia y perdió el liderazgo socialista por una rebelión interna.
Pero Sánchez, respaldado por la militancia, volvió a la conducción partidaria siete meses después, tras haber hecho campaña en su automóvil por toda España con un puñado de fieles para seducir a los socialistas de base, que lo reconducirían al frente del partido.
Con esa tenacidad, en 2018 consiguió aglutinar a toda la izquierda, además de a los independentistas vascos y catalanes, y consiguió derribar con una moción de censura al conservador Mariano Rajoy, debilitado por un escándalo de corrupción, y convertirse en presidente del Gobierno.
La falta de una mayoría estable lo acabó obligando después a convocar dos elecciones legislativas consecutivas en 2019, en las que venció. Finalmente, decidió formar un gobierno de coalición con sus antiguos enemigos íntimos de la izquierda de Podemos, con los que logró mantenerse en el poder.
Pese a gobernar en minoría, durante su mandato consiguió imponer una serie de medidas, como la subida de casi un 50% del salario mínimo, una reforma del mercado laboral y las pensiones o la ley que rehabilita la memoria de las víctimas de la Guerra Civil (1936-1939) y de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975).
Pero en paralelo, el líder socialista tuvo que afrontar numerosas polémicas con la izquierda más radical, además de las críticas por sus pactos con los independentistas, que subieron de nivel con la ley de amnistía, mal vista por algunas voces incluso del mismo PSOE, sobre todo entre la vieja guardia, donde destaca el expresidente Felipe González.
Sánchez “nunca lo ha tenido fácil”, pero su situación actual es la más compleja, valoró Román, quien consideró que la mayoría reunida por el socialista es “demasiado heterogénea como para tener tranquilidad”.
Fuente: Télam