Educación

“Las universidades del Conurbano han tenido un papel central”

El Doctor en Historia pone en perspectiva los avances y transformaciones del sistema universitario argentino durante el último siglo, y analiza los aspectos políticos y sociales que democratizaron el acceso a las universidades nacionales.


Carolina Vespasiano – El 2018 ha sido un año particular para la historia argentina. Un siglo pasó desde la reforma universitaria, el hito bisagra que provocó cambios estructurales no solo en las academias nacionales, sino en toda Latinoamérica. El Doctor Pablo Buchbinder reflexiona sobre los alcances de este proceso y asegura que, si bien la gratuidad, masificación y autonomía fueron los grandes logros locales, aún quedan debates por saldar. 

¿Qué valores guiaron el proceso de la Reforma?

La principal demanda de la reforma era transformar una universidad que se les presentaba mediocre y que era dirigida por un grupo muy minoritario. Ellos buscaban una universidad mucho más comprometida con la sociedad, con la formación científica, con la vida pública más que con el usufructo de un título para fines particulares. Muchos de sus referentes, en parte influenciados por procesos como la revolución rusa o, a nivel local, por el acceso del radicalismo al poder, buscaban una sociedad más igualitaria y más justa. Esos son los valores que podríamos recuperar para pensar la universidad hoy.

¿Qué transformaciones han sufrido las universidades a partir de ese hito?

En el momento de la reforma, había 5 universidades (Córdoba, Buenos Aires, La Plata, Santa Fe y Tucumán). Hoy pasamos contamos con más de 130 universidades, entre públicas como privadas. Había alrededor de 10.000 estudiantes universitarios sobre una población de poco más de 8.000.000 de habitantes en ese entonces, lo que significaba un estudiante universitario cada mil habitantes y hoy tenemos 40, aproximadamente, hay cerca de dos millones de estudiantes universitarios: han variado mucho las características y la morfología del sistema, que era relativamente homogéneo y estaba centrado en la formación de profesionales liberales. Hoy tenemos un sistema con una gama muy amplia de actividades además de la docencia, la investigación y la extensión. Pero, si uno tuviera que enmarcar una diferencia sustantiva, diría la construcción de un sistema universitario de masas, que también está relacionado “feminización” del sistema: el antiguo mundo universitario era casi exclusivamente masculino, hoy las mujeres son mayoría.

¿Este elitismo que marcaba a la universidad de principio de siglo pudo ser superado?

Si uno pensaba qué características tenía en aquella época el universitario, y si uno lo piensa también en el caso cordobés, que era un caso distinto al de Buenos Aires y La Plata, conformaban casi un estamento. Un famoso publicista de principios del siglo XX, Emilio Becher hablaba de una “oligarquía universitaria”. El Estado, siguiendo una tradición cuyas raíces pueden encontrarse en Francia, aseguraba para los titulados universitarios el monopolio de una serie de profesiones que son esenciales para la construcción y reproducción de la sociedad: médicos, abogados e ingenieros. El sistema universitario se fue masificando y, desde que el acceso a los títulos se ha ido democratizando, se ha perdido un poco ese carácter tan reservado a una elite, se han proletarizado también con el tiempo las actividades profesionales.

¿En qué parte del proceso se da la expansión del sistema?

El inicio de la construcción del sistema universitario de masas tiene que ver con el primer peronismo, que fue el que estableció la gratuidad de las universidades, cosa que a veces se cree que tiene que ver con la reforma. La universidad de los tiempos de la reforma fue arancelada. El peronismo, en el año 1949, estableció la gratuidad del sistema universitario. Y eso coincidió con un proceso clave de expansión de la matrícula, que se triplicó entre 1947 y 1955. Si bien fue importante, la gratuidad no fue la única causa de este crecimiento: las condiciones generales de vida de la población permitieron esa expansión, junto con la transformación del rol de la mujer y su inserción al mercado del trabajo.

Y esos cambios contextuales permitieron que la gratuidad sea un derecho adquirido…
Lo interesante es que, si bien entre los años 60 y 70 hubo intentos, por parte de la dictadura, de limitar los incrementos en la matrícula por distintas vías, como los cupos limitados y el arancel, el estancamiento de la matrícula se superó y hoy el acceso a la universidad gratuita se asume como un derecho irrevocable. La gratuidad se reinstaló a partir de 1983 y se ha conservado a pesar de que la ley actualmente vigente, aún corregida por otras leyes posteriores, establece la posibilidad de que las universidades arancelen los estudios de grado. La construcción de este sistema universitario masivo fue uno de los grandes logros de la democracia. Medio millón de estudiantes universitarios había en 1983, y hoy tenemos casi dos millones.

¿Qué importancia ocupa el territorio en esta transformación y diversificación del sistema universitario? 

Las universidades estuvieron concentradas durante mucho tiempo en algunos núcleos urbanos y esto ocasionaba que las personas que vivían en regiones muy alejadas se tuviesen que trasladar a las grandes urbes. Hoy hay universidades a lo largo de todo el territorio nacional. Las raíces de este proceso de diversificación del sistema se pueden encontrar en los años sesenta, en el marco de lo que se llamó el plan Taquini, que permitió el surgimiento de universidades en distintas regiones de la Argentina ligadas a las necesidades territoriales. Se trataba de universidades especializadas en cuestiones agropecuarias, por ejemplo en Río Cuarto, o en temas forestales como es el caso de Misiones. Muchos sectores se movilizaron por la universidad en su territorio y le dieron a ese reclamo un sello especial. La identidad de esas universidades está ligada a demanda de la población, y a los ideales del proyecto original de creación de esa universidad.

¿Qué valor tuvo y tiene la extensión universitaria?

La universidad tiene tres funciones básicas: docencia, extensión e investigación. La extensión es una función central dentro del sistema universitario y tiene una historia muy larga en la Argentina, más larga de lo que se cree o que se supone. Sin embargo, la reforma universitaria tuvo un impacto importante en el desarrollo de políticas de extensión, y lo interesante es que esas políticas de extensión fueron comprendidas de forma distinta según cada universidad. La universidad de La Plata tuvo políticas de extensión casi desde su creación, en 1905, pero se trataba de conferencias abiertas a la ciudadanía. Algo parecido ocurría en la Universidad de Buenos Aires, por lo menos en los años veinte. En el periodo del 55 al 66 uno encuentra experiencias bien diferentes, que intentan un acercamiento con los sectores populares. Una de las más representativas fue la construcción de un centro en la Isla Maciel que tendía a estimular la cooperación con la población y a propiciar la creación de una cooperativa de viviendas, apoyo escolar y toda una política dedicada al acercamiento de un sector que vivía en condiciones muy precarias.

¿Qué debates y nuevas reflexiones se pueden suscitar a la luz de la Reforma?

El ideal de la Reforma eran básicamente una mejor universidad, y eso significaba un espacio menos centrado en las profesiones liberales y con un mayor protagonismo de la investigación científica. Las soluciones que requiere el sistema universitario hoy son diferentes porque el contexto y la misma universidad son diferentes. Desde el 83 para acá, hubo un crecimiento sustantivo del sistema y de la matrícula universitaria. En este proceso, las universidades del conurbano y de distintas provincias han tenido un papel central. Ahora bien, frente a eso hay otras variables del sistema no tan positivas, como la escasa tasa de graduados y la finalización de la carrera mucho después del tiempo estipulado, a lo que se suman otros factores como la baja cantidad de docentes con formación superior de posgrado o el escaso porcentaje de docentes don dedicación exclusiva. Es decir, hay una serie de variables que muestran los límites en la evolución del sistema, y que deben formar parte de los próximos debates.

Pablo Buchbinder es Doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires, profesor titular regular de Historia Social Moderna y Contemporánea en la carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e Investigador Independiente del CONICET. Sus temas de investigación son la historia de las Universidades e historia de la Historiografía.

Fuente: Agencia CTyS

Deja un comentario