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La GRAN EPOPEYA de la Vuelta de Obligado….¡Qué los parió a los gringos, venirse al cuete!

El 20 de noviembre se conmemora en Argentina el Día de la Soberanía Nacional por los sucesos acontecidos en 1845 con el Combate de la Vuelta de Obligado desarrollado no sólo en ese recodo del río -conocido celebremente como la “vuelta”- sino también en Tonelero, Quebracho, San Lorenzo y otros parajes, donde el general Juan Manuel de Rosas, responsable de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, resistió heroicamente la invasión anglofrancesa sobre el río Paraná.

La gesta del Combate de la Vuelta de Obligado, junto con el Cruce de los Andes, conforma la mayor epopeya militar de la historia argentina. La escuadra agresora que intentaba obtener la libre navegación del río Paraná, contaba con fuerzas muy superiores a las locales, y pese a que la flota extranjera rompió las cadenas y se adentró en el Río Paraná, la resistencia y defensa de la integridad territorial venció la prepotencia de los intereses económicos y políticos de Francia e Inglaterra.

“Esta contienda es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España”. JOSÉ DE SAN MARTÍN (Carta a Juan Manuel de Rosas, 1846)

La precaria defensa argentina estaba armada según el ingenio criollo. Tres enormes cadenas atravesaban el imponente Paraná de costa a costa sostenidas en 24 barquitos, diez de ellos cargados de explosivos. Detrás de todo el dispositivo, esperaba heroicamente a la flota más poderosa del mundo una goleta nacional.

Aquella mañana el general Lucio N. Mansilla, cuñado de Rosas y padre del genial escritor Lucio Víctor, arengó a las tropas: “¡Vedlos, camaradas, allí los tenéis! Considerad el tamaño del insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra Patria, al navegar las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos. ¡Pero se engañan esos miserables, aquí no lo serán! Tremole el pabellón azul y blanco y muramos todos antes que verlo bajar de donde flamea”.

Mientras las fanfarrias todavía tocaban las estrofas del himno, desde las barrancas del Paraná nuestras baterías abrieron fuego sobre el enemigo. La lucha, claramente desigual, duró varias horas hasta que por la tarde la flota franco-inglesa desembarcó y se apoderó de las baterías. La escuadra invasora pudo cortar las cadenas y continuar su viaje hacia el norte. En la acción de la Vuelta de Obligado murieron doscientos cincuenta argentinos y medio centenar de invasores europeos.

Por entonces, no era posible imaginar que una pequeña e incipiente nación como la Argentina se atreviera a enfrentar militarmente a las mayores potencias de ese tiempo. Sin embargo, esa inesperada resistencia del pueblo argentino y su representante ante el mundo, el Brigadier Juan Manuel de Rosas, terminaría con el retiro del bloqueo imperialista, primero, el de los ingleses en 1847, y luego el de los franceses un año después.

La firme actitud de Rosas durante estos episodios le valió la felicitación del general San Martín y un apartado especial en su testamento: “El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sur le será entregado al general Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.

Juan Manuel de Rosas era saludado por las grandes naciones del continente como paladín de la causa de los pueblos del sur en contra de la prepotencia de las monarquías europeas. Así lo describían los principales diarios de la región: “el Gran Americano”. 

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