Argentina Investiga dialogó con los especialistas de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNLP María Florencia Unzaga y Fernando Maydup acerca de los riesgos de la gripe aviar en la Argentina. Los investigadores sostienen que “su importancia radica en el potencial zoonótico de la enfermedad y posterior riesgo pandémico, si bien el contagio directo entre aves y humanos es poco probable”.
María Florencia Unzaga y Fernando Maydup son docentes investigadores de la Cátedra de Patología de Aves y Pilíferos de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata. En diálogo con Argentina Investiga explicaron que la Influenza Aviar es una enfermedad infecciosa, altamente contagiosa y de curso agudo, que puede afectar tanto a las aves domésticas como a las silvestres.
El agente etiológico causal es un virus de la familia Orthomyxoviridae, género Influenzavirus con un ARN de 80 a 200 nm y pleomórfico. Se describen tres tipos antigénicos denominados A, B y C, siendo B y C propios de los humanos, mientras que el A afecta a las aves y a algunos mamíferos, pudiendo hallarse excepcionalmente en las personas.
Estos virus tienen dos antígenos llamados hemaglutininas (HA) y Neuraminidasas (NA), propiedades que se utilizan en su clasificación. Debido al estudio de los antígenos antes descriptos sabemos que hay una gran variación antigénica dada por dos fenómenos: la desviación antigénica que involucra cambios menores en las moléculas de HA y NA o ambas y el cambio antigénico, que implica alteraciones mayores en las moléculas de HA y NA o ambas. Por ello, las infecciones mixtas a campo son comunes, pudiendo presentarse dos o más tipos de virus y teniendo el agente gran capacidad de mutar dada la naturaleza segmentada de su genoma, lo que favorece la derivación y el cambio antigénico. Finalmente, según su grado de patogenicidad, la enfermedad se puede clasificar en dos tipos: Influenza Aviar de Baja Patogenicidad (IABP) e Influenza Aviar de Alta Patogenicidad (IAAP).
La situación actual en la Argentina deriva de la llegada al territorio nacional del virus de Influenza Aviar tipo A de Alta Patogenicidad subtipo H5, nomenclatura que, como mencionamos, refiere al tipo de hemaglutinina que dicho agente expresa en su superficie. Esta clase de virus se caracteriza por producir cuadros sistémicos con alta capacidad de diseminación y porcentajes de morbimortalidad que pueden llegar al 100% en las aves.
Especies susceptibles
Una gran cantidad de familias de aves son susceptibles al virus de Influenza Aviar, especialmente gallinas, pavos, codornices, aves de compañía, silvestres y acuáticas tales como patos, gansos, flamencos y cisnes. Eventualmente, el virus de gripe aviar puede afectar a seres humanos, cerdos u otros tipos de mamíferos, dependiendo del nivel de exposición, la carga viral y su grado de virulencia. En este sentido, es importante resaltar que el riesgo de infección en personas es muy bajo.
Las aves silvestres, principalmente las acuáticas, son portadoras naturales y pueden transportar el virus durante su proceso migratorio. De esta forma es como se produce el ingreso de nuevos virus a un territorio. En referencia a esto, cabe mencionar que hay cuatro rutas migratorias que recorren todo el Continente Americano de norte a sur: Ruta del Pacífico, Centro, Misisipi y Atlántico. Asimismo, estas rutas se conectan y cruzan, en el Cono Sur, con otras de trayectos locales. Además, existe conexión entre los humedales de América del Sur.
Transmisión y curso de la enfermedad en aves
La vía de transmisión de la enfermedad es horizontal ya que el virus es eliminado y se disemina en el medio ambiente a través de secreciones, excreciones, fomites y vectores. Así, el contagio entre aves se produce cuando un ave susceptible toma contacto con otra infectada, como así también cuando convive con elementos o equipos contaminados. Es necesario tener en cuenta que las aves pueden enfermar cuando el agente etiológico ingresa a estas por vía aerógena (inhalación) o digestiva (ingestión de agua, alimentos o cama contaminados).
Respecto del curso de la enfermedad, su período de incubación varía según la especie, vías de contagio o exposición y carga viral, siendo lo más frecuente de entre tres horas y tres días.
Los signos clínicos que presentan las aves dependen de si están infectadas con virus de baja (IABP) o alta (IAAP) patogenicidad. Los serotipos de baja patogenicidad (IABP) pueden ocasionar infecciones asintomáticas o subclínicas. En caso de presentar signología cursa con afecciones respiratorias leves a moderadas, como secreciones nasales y oculares, pudiendo derivar en cuadros clínicos de conjuntivitis, rinitis y traqueítis. Asimismo, puede ocasionar diarrea, disminución de la producción de huevos y bajo porcentaje de mortalidad.
Cuando las aves se infectan con virus de alta patogenicidad (IAAP) pueden presentar anorexia, depresión, ataxia, temblores, parálisis, signos respiratorios (como los descriptos para virus de baja patogenicidad) y secreciones oculares que ocasionan conjuntivitis. Además, se ha observado la presencia de edema facial, tumefacción y cianosis de crestas y barbillones, diarrea, hematomas en tarsos y, principalmente, la aparición súbita o repentina de alta mortalidad en la población expuesta.
Importancia en la avicultura y en salud pública
Debido a su característica de elevada y rápida morbimortalidad, es una enfermedad que genera un importante impacto negativo en la producción avícola nacional. A las pérdidas económicas por la muerte de aves, que pueden alcanzar al 100% del plantel, se suma que es una enfermedad limitante a nivel de mercados. Por lo cual tiene un doble impacto, uno a nivel económico del productor y otro derivado de la pérdida al acceso a ciertos mercados internacionales.
Desde el punto de vista de la salud pública, su importancia radica en el potencial zoonótico de la enfermedad y posterior riesgo pandémico, si bien el contagio directo entre aves y humanos es poco probable. El verdadero riesgo se basa en la capacidad mutagénica de estos virus y la probabilidad de infecciones mixtas entre virus IAAP y virus de Influenza Humana, que posibilita el intercambio de material genético entre diferentes tipos de virus de Influenza. Esto daría como resultado nuevas variantes que podrían afectar al humano.
Para originar una pandemia, son varios los factores que deben aunarse al mismo tiempo. Entre estos, pueden mencionarse el surgimiento de nuevos virus con capacidad para generar enfermedad, alto poder de contagio, una población susceptible a estos y una eficiente transmisión de persona a persona.
Contagio al humano
Las personas pueden adquirir esta enfermedad principalmente a través del contacto directo con animales infectados (vivos o muertos) o con sus entornos contaminados. La transmisión del virus a las personas ocurre cuando las secreciones o excretas de aves infectadas son inhaladas o las partículas virales ingresan por boca, nariz u ojos.
Aunque los virus de la Influenza Aviar A por lo general no causan infecciones en humanos, se han reportado casos muy esporádicos debido a este agente. En dichas ocasiones, el contagio sucedió después de haber tenido contacto sin protección con aves infectadas o superficies contaminadas con alta carga de este tipo de virus y en situaciones de contacto estrecho.
Hasta el presente, no se ha reportado transmisión humana sostenida de persona a persona causada por el virus de Influenza Aviar A.
Es importante mencionar que el consumo de carne y huevo de aves no constituye una vía de contagio para contraer esta enfermedad. Sin embargo, cabe recordar que la correcta cocción de los alimentos siempre resulta una buena herramienta de protección.
Estado sanitario en la Argentina
La situación nacional actual es completamente dinámica y por ello presenta cambios constantes. Estamos transitando en este preciso momento por un proceso activo, que requiere mantenernos informados y atentos a las novedades que surgen diariamente para poder controlar la situación.
Al día viernes 25 de febrero del presente año, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) reportó 14 casos confirmados dentro del territorio nacional. De estos 8 (ocho) pertenecen a la provincia de Córdoba, 2 (dos) a la provincia de Santa Fe, 1 (uno) a la provincia de Buenos Aires, 1 (uno) a la provincia de Jujuy, 1 (uno) a la provincia de Neuquén y otro a la provincia de Salta. Al momento, los casos confirmados corresponden a aves silvestres o domésticas de traspatio. No se han reportado casos confirmados en producciones comerciales, por lo cual, la Argentina aún conserva el estado de libre de Influenza de Alta Patogenicidad para los mercados internacionales. Situación que se vería afectada sólo en caso de confirmarse casos en una granja comercial de genética, de pollos de engorde o de producción de huevo para consumo.
Por lo antes mencionado, es importante aumentar los esfuerzos y mantener estrictas medidas de sanidad dentro de nuestros establecimientos, evitando así el ingreso de esta noxa al predio y que tome contacto con nuestras aves.
Diagnóstico
El diagnóstico de la infección con el virus A de la influenza se demuestra de manera concluyente por medio del aislamiento e identificación del virus. Las herramientas diagnósticas que se pueden utilizar para esto son: PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa), pruebas de Inhibición de la Hemoaglutinación, Doble inmunodifusión en Agar, Elisa (Enzimoinmunoanálisis de Adsorción) o Inmunohistoquímica y se debe confirmar el diagnóstico a través de la prueba de oro, que es el Aislamiento Viral.
Bioseguridad
Debido al mecanismo de transmisión de la enfermedad se recomienda extremar las medidas de sanidad en granjas, establecimientos avícolas, laboratorios, centros de investigación, ecoparques, consultorios veterinarios, siendo extensivo a tenedores de aves y todos aquellos que trabajan en su cuidado, atención médica o sitios de producción.
Se recomienda respetar los lineamientos habituales en normas de sanidad tales como: movimiento de animales (especialmente cerdos), de personal y equipos, de productos avícolas y alimentos contaminados.
El actual estado sanitario de la Argentina prohíbe el movimiento y la comercialización de aves silvestres vivas o muertas, lo mismo que aves de combate, ornamentales o comerciales.
Se recomienda extremar las medidas de bioseguridad:
Lavado frecuente de manos con agua y jabón o usar desinfectantes a base de alcohol.
Evitar el contacto directo con aves silvestres y de ser posible, sólo observarlas desde lejos.
Evitar tener contacto sin protección con aves de corral que manifiesten signología de enfermedad o estén muertas.
Con relación a aves que habitan grandes ciudades (gorriones, palomas) el riesgo de diseminación se considera muy bajo ya que estas aves no han mostrado hasta el momento ser muy susceptibles al virus.
En caso de encontrarse algún ave enferma o muerta, evitar el contacto y dar aviso a las autoridades sanitarias del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
No tocar superficies que podrían estar contaminadas con saliva, secreciones o heces de aves silvestres o de corral.
Renovar de forma rutinaria las soluciones desinfectantes en pediluvios y rodaluvios siguiendo las indicaciones del fabricante.
En caso que corresponda: utilizar las medidas de protección personal recomendadas como barbijo N95, guantes, botas, antiparras y de ser posible, ropa descartable.
Limitar los desperdicios o sobrantes de alimento de nuestras aves a fin de evitar el contacto de estas con aves de silvestría.
Realizar limpieza y desinfección diaria de aquellos bebederos expuestos a ser utilizados por aves silvestres de estado sanitario desconocido.
No permitir el contacto directo entre nuestras aves y las aves silvestres en libertad, principalmente aquellas de hábitos acuáticos migratorios.
Frente a la detección de aves con signos locomotores o muertas el SENASA solicita dar notificación a través de las siguientes vías de comunicación:
Oficina local del SENASA
App “Notificaciones Senasa”
Correo electrónico: notificaciones@senasa.gob.ar
Web: apartado “Avisá al Senasa”
Fuente: Argentina Investiga