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Hong Kong y Malvinas: La caída de Thatcher

La declaración conjunta sobre Hong Kong no solo fue uno de los más grandes triunfos diplomáticos de la era Deng, sino que además simbolizó simultáneamente el declive del Reino Unido como potencia (aun a pesar de la victoria en Malvinas) y el surgimiento gradual de China como una nueva potencia en el escenario global.

POR FRANCISCO A. TAIANA

A partir de 1978, la República Popular China (RPC) emprendió a través de su Política de Reforma y Apertura un proyecto de acelerada modernización económica que transformó al país en la China que conocemos hoy. De manera paralela, su líder Deng Xiaoping, también lidió con las cuestiones aún inconclusas de la integridad territorial china. En enero de 1979, Deng presentó un plan para la unificación de Taiwán, Hong Kong y Macao con el continente bajo el principio de “un país, dos sistemas”: luego de la reunificación de estos territorios con la RPC, el gobierno central garantizaba que los mismos podrían mantener sus sistemas socioeconómicos y políticos durante un determinado período de tiempo (posteriormente especificado en cincuenta años).

En cuanto al caso de la isla de Hong Kong, esta tiene sus orígenes en las Guerras del Opio, libradas entre el Imperio Británico y la Dinastía Qing, a mediados del siglo XIX. Como consecuencia de las contundentes derrotas militares de las fuerzas imperiales chinas, el gobierno cedió la isla de Hong Kong a los británicos en 1842 y la adyacente Península de Kowloon en 1860. El progresivo deterioro del sistema imperial chino, que colapsaría de manera definitiva en 1911, condujo a una nueva concesión hecha a Londres en 1898, por la cual logró una cesión durante un plazo de 99 años del área circundante a la Península de Kowloon, conocida como los Nuevos Territorios.

Sin embargo, para los años 80, esta última concesión demostraría ser el Talón de Aquiles de toda la posesión británica sobre Hong Kong. Debido al carácter temporal del acuerdo, los Nuevos Territorios debían ser devueltos al gobierno de la RPC en 1997. Más aun, los Nuevos Territorios constituían el sector agrícola de Hong Kong, sin el cual la ciudad dejaba de ser viable ya que sus millones de habitantes dependían de aquel para alimentarse.

Si bien esta situación le deba a la República Popular China una ventaja significativa sobre los británicos en cualquier eventual negociación, no era lo único que fortalecía la posición de Beijing vis-a-vis Londres. Por ejemplo, una serie de modernizaciones e inversiones en equipamiento habían incrementado significativamente, para principios de la década de 1980, las capacidades de su Ejército Popular de Liberación (EPL). De esta manera, con una posición cada vez más firme, la dirigencia china comenzó a expresarle a sus contrapartes británicos su intención denodada de recuperar Hong Kong.

A su vez, estas negociaciones se dieron de manera contemporánea a la Guerra de Malvinas, un conflicto que fue seguido con detenimiento por Beijing, a raíz de sus paralelos con su propia situación. Si bien China se abstuvo en la votación de la resolución 502 que demandaba el retiro de tropas argentinas de las islas, durante todo el proceso aconsejó precaución e instó a una solución negociada del conflicto. Asimismo, la RPC firmó un acuerdo para comprar algodón argentino el 23 de abril de 1982, que fue seguido por otros dos acuerdos sobre intercambio cultural y cooperación científica y técnica, firmados en noviembre de ese año y en octubre de 1983 respectivamente.

Un par de meses después de la guerra, en septiembre de 1982, como parte de las negociaciones por Hong Kong, Margaret Thatcher visitó China, convirtiéndose en la primera ministra británica en hacerlo.

Si bien desde los años ´50 los británicos habían evaluado que la isla era militarmente indefendible contra un ataque chino, la victoria contra Argentina llevó a que Thatcher sobreestimara la fortaleza de su posición y encarara las negociaciones intentando imponer términos más favorables. En cuanto refiere a su estrategia, la primera ministra se planteó un objetivo pedagógico de demostrarle a la dirigencia china el funcionamiento del capitalismo de Hong Kong, y la importancia de la continuidad de la administración británica para garantizar la confianza de los mercados.

No obstante, la líder anglosajona se encontró con una postura china mucho más dura de lo que esperaba. En términos contundentemente claros, Deng le dio a entender a su contraparte británica que la RPC estaba decidida a recuperar Hong Kong, con o sin el acuerdo del Reino Unido, asegurando que el Ejército Popular de Liberación podía tomar la isla en meras horas y en el momento que determinase oportuno. En este sentido, y a diferencia de Malvinas, la correlación de fuerzas le impedía contemplar al Reino Unido una opción militar, a pesar de la euforia post-guerra del gobierno de Thatcher.

Al concluir la reunión y mientras salía del Gran Salón del pueblo, Thatcher, distraída e impactada, se tropezó en la escalinata y cayó al piso. El incidente fue filmado y adoptó un carácter simbólico inmediato: la “caída” del viejo Imperio Británico frente a una China en ascenso.

Las negociaciones iniciadas en 1982 concluyeron con la segunda visita de Thatcher a Beijing en diciembre de 1984. En esta ocasión, la primera ministra visita firmó la Declaración Conjunta Sino-Británica, por la cual tanto la isla de Hong Kong como la Península de Kowloon sería devueltas a China, junto con los Nuevo Territorios, cuando el arrendamiento de los mismos al Reino Unido expirase el 1 de julio de 1997. A cambio de esto, Beijing se comprometió a mantener a Hong Kong bajo el principio de “un país, dos sistemas”, bajo el cual mantendría su sistema de gobierno y su modelo económico por un plazo de cincuenta años.

Desde una perspectiva histórica más amplia, la declaración conjunta sobre Hong Kong no solo fue uno de los más grandes triunfos diplomáticos de la era Deng, sino que además simbolizó simultáneamente el declive del Reino Unido como potencia (aun a pesar de la victoria en Malvinas) y el surgimiento gradual de China como una nueva potencia en el escenario global.

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