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Cien años de Mario Benedetti

A un siglo del natalicio del escritor uruguayo, compartimos cinco de sus poemas más conocidos para celebrar el legado literario de uno de los autores más importantes de la región.


Mario Benedetti nació en Paso de los Toros, Uruguay, el 14 de septiembre de 1920. Desde muy joven ejerció distintos oficios, hasta que poco a poco se introdujo en los círculos literarios de la época, con una producción prolífica. Su primer libro de poesías fue La víspera indeleble (1945). Y si bien escribió novelas, cuentos, ensayos, críticas y una obra de teatro, fue precisamente en el género lírico con el que más se lo recuerda.

Entre aquellos oficios, comenzó a formarse como periodista en el semanario Marcha. Allí, logró dirigir el suplemento literario. También trabajó en El Diario y La Mañana, en los que abordó la crítica de cine y teatro. En 1949, publicó su primer libro de cuentos, Esta mañana, con el que obtuvo el Premio del Ministerio de Instrucción Pública. Luego, en 1953, llegó su primera novela, Quién de nosotros. Así, Benedetti se fue construyendo como un escritor todo terreno.

En este sentido, su obra fue tomando fuerza y ganando reconocimiento, a lo largo de los años, tanto en Uruguay como en el resto del mundo hispanohablante. “Con Poemas de la oficina (1956), Benedetti impacta en el desarrollo de la poesía uruguaya y con La tregua (1960), adquiere trascendencia internacional. Abarca gran variedad de géneros como la novela Gracias por el fuego (1965), el ensayo Revolución posible (1974), los cuentos Con y sin nostalgias (1977) y la poesía Viento del exilio (1981)”, compartieron desde el prestigioso Instituto Cervantes de España.

Y, entre algunos otros datos biográficos, agregaron: “Benedetti también llevó a cabo varias direcciones intitucionales: desde 1968 a 1971 dirige el Centro de Investigaciones Literarias (La Habana) e integra el Consejo de Dirección de la misma. A esta dirección le sigue entre 1971 y 1973 la del Departamento de Literatura Hispanoamericana de Montevideo. Tras esta etapa, abandona el país por razones políticas y no volvería hasta pasados doce años. Este tiempo reside en distintos países hasta establecerse en Montevideo y Madrid. Sus poesías también han llegado al mundo de la música a través de sus propias grabaciones leyendo sus poemas. Además, ha escrito canciones y numerosos músicos como Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti o Nacha Guevara se han encargado de musicalizar su obra”.

Para salvaguardar su extensa obra, traducida a más de 25 lenguas, asentó en su testamento la creación de la Fundación Mario Benedetti, la cual tiene como objeto preservar su obra, apoyar la literatura y trabajar también por los derechos humanos. Benedetti murió en Montevideo, a los 88 años, el 17 de mayo de 2009.

A continuación, compartimos cinco poemas del autor para celebrar su natalicio:

  1. Corazón Coraza

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

2. No te salves

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

3. Por siempre

Si la esmeralda se opacara,
si el oro perdiera su color,
entonces, se acabaría
nuestro amor.

Si el sol no calentara,
si la luna no existiera,
entonces, no tendría
sentido vivir en esta tierra
como tampoco tendría sentido
vivir sin mi vida,
la mujer de mis sueños,
la que me da la alegría…

Si el mundo no girara
o el tiempo no existiese,
entonces, jamás moriría
Jamás morirías
tampoco nuestro amor…
pero el tiempo no es necesario
nuestro amor es eterno
no necesitamos del sol
de la luna o los astros
para seguir amándonos…

Si la vida fuera otra
y la muerte llegase
entonces, te amaría
hoy, mañana…
por siempre…
todavía.

4. Ésta es mi casa

No cabe duda. Ésta es mi casa
aquí sucedo, aquí
me engaño inmensamente.
Ésta es mi casa detenida en el tiempo.

Llega el otoño y me defiende,
la primavera y me condena.
Tengo millones de huéspedes
que ríen y comen,
copulan y duermen,
juegan y piensan,
millones de huéspedes que se aburren
y tienen pesadillas y ataques de nervios.

No cabe duda. Ésta es mi casa.
Todos los perros y campanarios
pasan frente a ella.
Pero a mi casa la azotan los rayos
y un día se va a partir en dos.

Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo.

5. Hagamos un trato

Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted

es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

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