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A 26 años del atentado a la AMIA

Un proyecto rescata los sueños incumplidos de las víctimas fatales del atentado del 18 de julio de 1994, que dejó 85 muertos, e infinitos reclamos de memoria, verdad y justicia.


“Sueños quebrados” es el nombre de la nueva acción de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) que tiene como fin generar una señalética para el ejercicio de la memoria, en distintos lugares a partir de los sueños no realizados de las víctimas fatales del ataque terrorista contra la institución.

La iniciativa se inscribe en la línea de proyectos que cada año la entidad realiza para exigir justicia, denunciar la impunidad y mantener vivo el recuerdo de las personas que fueron asesinadas por la bomba que explotó en Pasteur 633. La primera etapa de esta nueva iniciativa por la memoria abarca los anhelos de Sebastián Barreiros (5), Hugo Ricardo Said (41), de Germán Parsons (29), Néstor Américo Serena (51) y Martín Figueroa (47).

La propuesta consiste en colocar una placa en lugares significativos que ellos habrían querido ocupar para concretar sus sueños. Las primeras serán colocadas en distintos espacios de la ciudad de Buenos Aires, en el Partido de la Costa y en Tucumán. En etapas sucesivas, la intención es homenajear a todas las víctimas fatales, cuyas vidas fueron arrebatadas por el terrorismo en la fatídica mañana del 18 de julio de 1994.

Cinco sueños interrumpidos

Germán Parsons era un artista que vivía enfrente de la AMIA cuando un coche bomba explotó en Pasteur 633 y dejó el saldo de 85 víctimas fatales y más de 300 heridos. Su esposa, Alejandra Alzaiba, recuerda lo apasionado que era y que deseaba exponer sus obras en el renombrado Palais de Glace. En su memoria se colocará allí una placa.

Lía Parsons, hermana de Germán, con el director del Palais de Glace, Federico Baeza.

Sebastián Barreiros es la víctima fatal más joven del atentado. El 18 de julio de 1994, a las 9:53, caminaba junto a su mamá, Rosa, por la vereda de AMIA, en dirección al Hospital de Clínicas, ubicado a 200 metros de la institución. Su sueño era ser presidente, con cinco años se lo había manifestado a una maestra y a su madre. Por esto se colocará una placa, en la Casa de Gobierno.

El presidente Alberto Fernández junto al presidente de la AMIA, Ariel Eichbaum, y Julio César Barreiros, papá de Sebastián Barreiros, la víctima fatal más joven.

Hugo Ricardo Said era empleado del sector de vigilancia de la AMIA. Su mujer Rut Gloria Mednik contó que él anhelaba tener un programa de radio dirigido a jóvenes, de la edad de Vanesa, su hija. Para cumplir con su deseo, el que apenas había empezado, ya que por poco tiempo los domingos se desempeñó como operador en radio Shalom, su placa quedará colocada en radio Metro.

Néstor Américo Serena trabajaba en las refacciones del edificio de Pasteur 633 cuando se perpetró el atentado terrorista. Junto con su pareja, Ana María, tenían el proyecto de radicarse en Santa Teresita. Se iban a marchar el 1° de agosto, menos de dos semanas después del ataque contra la AMIA. Su placa se colocará en el Palacio Municipal del Partido de la Costa.

Martín Figueroa nacido en Tucumán, era electricista y, al igual que Américo Serena, estaba llevando a cabo tareas de refacción en la entidad. Su esposa, María Magdalena Albornoz, recuerda que él había planeado regresar el 14 de octubre a su ciudad natal, en la provincia de Tucumán, para estar presente en los festejos por el 75° aniversario de la Escuela N° 288 de la localidad de Santa Ana. Soñaba con izar la bandera en el acto. La bomba asesina le quitó sus anhelos y proyectos. En su memoria, el centro educativo de Tucumán tendrá su placa.

De izquierda a derecha: Elio Kapszuk, gestor cultural, director de Arte y Producción AMIA; Victoria López Zanuso, miembro del equipo de Arte y Producción AMIA; Lía Parsons y su marido, Enrique Roel; y Federico Baeza.

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