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A 104 años del nacimiento de Eva Perón, la mujer más influyente de la historia argentina

Este domingo 7 de mayo se cumplen 104 años del natalicio de María Eva Duarte de Perón, popularmente conocida como «Evita», quien se ha convertido en un símbolo de reconocimiento global asociado a las luchas por la igualdad. Su influencia en la historia ha sido tal que al día de hoy sigue siendo un valor de inspiración para las nuevas generaciones.

La infancia de Cholita, como la llamaban sus hermanas, no fue muy distinta de la de millones de chicos argentinos, atravesada por las privaciones y las ilusiones de salir de esa situación, de soñar con el imposible juguete o el viaje a la gran ciudad. El Estado de entonces estaba muy lejos de ser benefactor, y para todos regían las leyes del mercado, con sus pocas ofertas y todas las demandas. La pobreza en toda su dimensión será una marca indeleble para Evita. A ella nadie se la contó, aprendió muy a su pesar a convivir con las necesidades.

En su intensa labor social, Evita fundó escuelas, hospitales, orfanatos y contribuyó a acortar la desigualdad social heredada de gobiernos conservadores y militares que beneficiaron a las élites económicas del país.

“Evita es una lideresa política única. Con solo 33 años transformó la vida de millones de argentinos y argentinas. Construyó en un territorio de hombres no sólo un espacio para ella, sino para todas nosotras”, dijo Cristina Álvarez Rodríguez, presidenta del INIHEP- Museo Evita y sobrina nieta de la histórica dirigente. 

  • Eva Perón sobre la ley de voto femenino

Tardó en llegar, pero finalmente, a mediados del siglo XX, por primera vez en la historia del país, las mujeres argentinas pudieron depositar su voto en las urnas. Era 11 de noviembre de 1951. Entonces, lograba la reelección Juan Domingo Perón. El voto femenino era un reclamo histórico de los movimientos feministas, que exigían la igualdad de derechos, deberes y oportunidades entre las mujeres y los hombres. Nueva Zelanda, Australia, Noruega, Uruguay y Rusia, entre muchos otros países, lo habían aprobado a fines de la Primer Guerra Mundial.

En Argentina, con excepción de la breve experiencia sanjuanina de 1927, se seguía demorando. Varios proyectos legislativos de los socialistas dormían en las cámaras parlamentarias cuando, durante la campaña presidencial de 1946, el Partido Laborista, que presentaba a Perón como candidato a presidente, prometió su aprobación. En agosto de aquel año, el Senado dio media sanción al proyecto. Pero la polémica se encendió en Diputados, que recién lo aprobó el 9 de septiembre de 1947. Entonces, la única disidencia real provenía de algunos sectores conservadores, pero en la Cámara baja fue aprobado finalmente por unanimidad en general.

El paso de Evita por la política transformó la vida de las mujeres.

La ley llevó el número 13.010, estableciendo que“las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos…”. El 23 de septiembre, Perón y su ministro Ángel Borlenghi firmaron el decreto de promulgación; cuatro años más tarde, las mujeres votaban por primera vez.

«Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas. Por eso hay en ella crispación de indignación, sombra de ataques amenazadores pero también alegre despertar de auroras triunfales. Y eso último se traduce en la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional.”

  • El renunciamiento de Evita

Eva Perón fue la primera mujer en la historia argentina en ser aclamada para ocupar un cargo político. Era un 22 de agosto de 1951 cuando comenzó a gestarse una inédita movilización popular para pedir por Evita en el puesto de vicepresidenta de la Nación en el próximo período de Juan Domingo Perón.

La CGT hizo un planteo oficial a Perón para proclamar la candidatura de Evita a la vicepresidencia de la nación: la fórmula buscada era nada menos que Perón-Perón. El Partido Peronista Femenino (las mujeres votarían por primera vez en la historia del país) y centenares de agrupaciones políticas se sumaron al pedido cegetista.

Finalmente, Eva salió al balcón y habló ante la multitud, pero lejos de confirmar lo que todos buscaban escuchar, pidió algunos días para decidir una cuestión tan importante. En verdad, los recelos de importantes sectores de la alianza gobernante –entre ellas nada menos que las Fuerzas Armadas-, coincidían con Perón en que aquella fórmula no era la mejor opción para gobernar por aquellos años. A pesar de horas de vigilia, los millares de movilizados no volvieron a escuchar a Evita aquel día, ni la semana siguiente.

Recién nueve días más tarde, el 31 de agosto de 1951, la mujer de los “descamisados”, por cadena nacional de radiodifusión, anunció su “irrevocable decisión”: renunciaba al honor que los trabajadores y el pueblo de su patria quisieron conferirle. Quien reemplazó su candidatura, por decisión de Perón, fue el viejo radical antipersonalista Hortensio Quijano, quien falleció a causa de un cáncer antes de asumir el cargo. Perón asumió su segundo mandato presidencial sin compañero de fórmula.

«Yo creo haber hecho todo lo que estuvo en mis manos para cumplir con mi voto y mi deuda. No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, más que una sola ambición, una sola y gran ambición personal: que de mí se diga, cuando se escriba el capítulo maravilloso que la historia dedicará seguramente a Perón, que hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevar al presidente las esperanzas del pueblo y que, a esa mujer, el pueblo la llamaba cariñosamente Evita.», dijo en ocasión de su histórico renunciamiento.

  • Su paso a la inmortalidad

El 9 de enero de 1950, mientras inauguraba el nuevo local del Sindicato de Conductores de Taxis, Evita se desmayó. Poco después, los médicos le diagnosticaban cáncer de útero. A partir de ese momento, empezó un largo padecimiento. El 26 de julio de 1952, a las 20.25, Evita dejaba este mundo. «Quiero vivir eternamente con Perón y con mi Pueblo. Esta es mi voluntad absoluta y permanente y será también por lo tanto cuando llegue mi hora, la última voluntad de mi corazón. Donde esté Perón y donde estén mis descamisados allí estará siempre mi corazón para quererlos con todas las tuerzas de mi vida y con todo el fanatismo de mi alma», escribió para su libro «Mi mensaje». 

Fuente: con infrmación del sitio www.elhistoriador.com.ar

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