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40 años de memoria y la necesidad de ‘malvinizar’ Argentina

Mario Volpe tenía 26 años cuando fue a la Guerra de Malvinas. En diálogo con Sputnik relata aquellos meses, el largo camino para construir la memoria en estos 40 años, y la importancia que tiene Malvinas para lo que denomina la soberanía integral de Argentina.

Cuando fue convocado a la Guerra de Malvinas contra el Reino Unido, Mario Volpe tenía 26 años. Era 1982 y la dictadura cívico-militar llevaba siete años en el poder en Argentina. “Fui soldado conscripto con prórroga universitaria, estaba casado, y fui llamado nuevamente, estaba de baja, para ir a la guerra”, cuenta.

Volpe estaba estudiando medicina en la Universidad Nacional de La Plata, a 60 kilómetros de la capital argentina, Buenos Aires. “Mi vida era una vida normal, trabajando y estudiando, me presenté al regimiento, a los pocos días ya estábamos en Malvinas”. Allí fue radioperador y enfermero: “Estuve con el Regimiento Siete, mi lugar fue una zona que está a unos 15 kilómetros de Puerto Argentino”, la capital de las Islas Malvinas.

“En la guerra estuve desde el 10 de abril hasta el 14 de junio”, narra Volpe. Allí fue herido, trasladado a la ciudad de Comodoro Rivadavia, luego a la Guarnición del Ejército Campo de Mayo, en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, y finalmente “de pronto una noche, como hacían las cosas los militares en la época, en un colectivo todo cerrado y tapado, me llevan al hospital militar central”.

Volpe obtuvo una “alta mejorada” en ese hospital, lo que significaba que podía irse algunos días y volver: “Evidentemente nunca más volví”, cuenta. Argentina había perdido la guerra contra el Reino Unido, 649 militares argentinos habían perdido la vida, aún quedaba casi un año y medio para las elecciones presidenciales que darían ganador a Raúl Alfonsín (1983-1989), quien asumiría el 10 de diciembre de 1983.

La guerra y la dictadura

Campo de Mayo, donde estuvo Volpe, fue uno de los principales centros clandestinos de detención, tortura y desaparición de la dictadura. “Uno sabía que ahí había un centro clandestino, sabíamos lo que sucedía en la Unidad Nueve de La Plata, en el Regimiento donde estábamos en el de Infantería, sabíamos de la suerte que habían corrido muchos compañeros que habían desaparecido”, cuenta.

“Malvinas también forma parte de la dictadura, sucedió durante la dictadura, con la dictadura y con el mismo Ejército que reprimía, que había hecho desaparecer a compañeros, a los nietos, a hijos, eso yo lo tenía muy claro, no era un ejército sanmartiniano [por el General San Martín], de liberación”.

Volpe junto con otros exsoldados crearon en 1983 el Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM). Por ese análisis acerca del contexto y actores de la guerra tomaron una decisión: “Cuando formamos el centro de excombatientes, que es un momento importante en mi vida, porque era el lugar donde los soldados podíamos hablar, decidimos hacer un centro exclusivamente de colimbas [servicio militar obligatorio] y civiles donde no entraran militares de rango, y a partir de ahí podíamos charlar nuestras experiencias”.

El CECIM, cuenta Volpe “desde su inició empezó con el tema de derechos humanos, al principio nos costó mucho incorporar el tema Malvinas, incluso con los propios organismos de derechos humanos”.

La reticencia comenzó a ir cediendo: “De a poco fueron entendiendo que también en Malvinas era el mismo Ejército, que estuvo [Juan Carlos] Rolón, [Alfredo] Astiz, esos mismos militares torturadores en el continente torturaban también en Malvinas, y eso fue entendiéndose cuando empezaron a verse declaraciones de soldados donde las prácticas que sufrían eran muy similares a las prácticas que se hacían en el continente”.

El largo camino de la memoria

Al nacer el CECIM “los objetivos eran honrar la memoria de los compañeros, rescatar a los compañeros que estaban heridos, eso era lo más urgente, tratar de conseguir una pensión para tener una obra social que no teníamos”, narra Volpe.

Comenzaban los años 80 en Argentina, el Gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989): “Teníamos muy en alto las banderas y luchábamos en la calle porque durante toda su presidencia nunca nos recibió, y eso está enmarcado dentro de verdad por un lado y que se ha hecho también un mito, pero yo creo que es una verdad, que era esa recomendación que le habían hecho a Alfonsín que, si él quería no tener a los militares muy cerca, o desligarse de los militares, bajara las banderas de Malvinas”.

Comenzó “el período de desmalvinización”, cuenta. “Nos escondieron cuando volvimos, nadie tenía documentos, muchos no sabían qué hacer, ellos te devolvían una libretita verde sellada diciendo que habías cumplido funciones en la guerra de Malvinas y nada más”.

La llegada del Gobierno neoliberal de Carlos Menem trajo la posibilidad de tener “por primera vez una pensión mínima o solidaria”, lo que implicó, a su vez, tener “obra social”, explica Volpe. Sin embargo, en términos políticos, la década neoliberal argentina no significó un avance significativo en la memoria, reconstrucción de Malvinas, ni en la diferenciación que el CECIM realiza de forma tajante entre mandos y soldados.

Los Gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015) trajeron varios avances. Uno de ellos, en el 2012, fue “la determinación fundamental de hacer público el informe Rattenbach”, realizado por los mismos militares a fines de 1982. “Cristina lo que hace es abrir todos los archivos de Malvinas, se hicieron públicos, salvo aquellos muy secretos que no se pueden revelar aún”.

Tuvieron lugar otros avances, como “en la época de Néstor nos dan tres pensiones mínimas, que es una jerarquización de la economía y del bienestar de los veteranos de guerra ya que siempre eran pensiones mínimas que no alcanzaban para los requerimientos básicos”, o la inauguración en 2014 del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur.

La asunción de Mauricio Macri (2015-2019) trajo un nuevo retroceso: “Tuvo la misma conducta que venía teniendo con los derechos humanos, con un vaciamiento, un parate en el museo donde no le ponían inversión”.

Volver a ‘malvinizar’

El pasado 24 de marzo, en la conmemoración del inicio de la dictadura, el CECIM fue parte de la movilización a la Plaza de Mayo. “Creo que le aportamos, sobre todo en este momento, en este año, una palabra más al reclamo de lo histórico que era memoria, verdad y justicia, y ahora vemos muchos carteles que dicen memoria, verdad, justicia y soberanía, muchos carteles de soberanía”, explica Mario Volpe.

Una de las tareas centrales en estos momentos es “instalar nuevamente el tema Malvinas”, explica. “Difundir y explicar el tema desde un punto de vista que significa que tenemos seis millones de kilómetros cuadrados en el mar, los argentinos no miramos el mar y lo evaluamos solamente por una cuestión turística”.

La importancia del mar radica en varias cuestiones. Por un lado, la cuestión alimentaria de la actividad pesquera: “La pesca podría solucionar el problema de hambre urgente de Argentina solamente poniendo unos barcos a pescar para la gente, y no pagar 900 pesos un kilo de merluza”.

Por otro lado, ese mar contiene varias riquezas: “Energía, petróleo, gas, nódulos polimetálicos, minerales que se usan para la industria, todo eso está en Malvinas”. Y esos recursos son necesarios para varios países y, en consecuencia, objeto de disputas para las cuales Argentina debe prepararse.

“Viene un mundo totalmente cambiante, tenemos que notar que el Reino Unido militariza cada vez más no solamente Malvinas, sino las otras bases que tiene a través del Atlántico Sur. Están con un alto requerimiento de recursos naturales, de alimentos”, afirma Volpe.

Por eso, se trata de pensar Malvinas desde la perspectiva de lo que denomina una “soberanía integral”: “Una soberanía que disputa la Antártida, que disputa Malvinas, las Islas del Atlántico Sur, el Atlántico Sur, queremos tener una entrada y salida al mar por el Río de La Plata, queremos que se haga el Canal Magdalena para poder que pasen los barcos por puertos nacionales y no pedir permiso a Uruguay para salir al mar”.

Por Marco Teruggi: 
Licenciado en sociología de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Autor de libros de investigación, crónica y poesía. Corresponsal para Sputnik y Página12.

Fuente: Sputnik

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